Toño suele emborracharse cuando las cosas se salen de control y esta vez no es la excepción.
Ramiro lo ve empinarse la botella mientras baila y juguetea con el resto de sus amigos, antes le envidiaba la tranquilidad con la que solía tomarse las cosas, ahora sabe que es solo la forma que su primo tiene para evadir sus problemas y dejar de pensar tanto, él en cambio se ha obligado a mantenerse alerta y en sus cinco sentidos, los cigarrillos han sido el medio para controlar el nerviosismo que no lo ha dejado dormir los últimos días.
El mensaje que Sofía le envió por la mañana solo lo ha puesto más intranquilo de lo que se encontraba. «Tenemos que hablar», podía leerse en el mensaje, Ramiro sabe muy bien sobre qué será la conversación que tendrán. En otras circunstancias, esas palabras no hubiesen generado nada en él, solo bastaría con dejar de responder mensajes y llamadas y a la chica atrás, cambiar de página, buscar otros labios, perderse en una mirada distinta, volver a empezar, sin embargo, se trata de Sofía, esa chica tan genuina y espontanea con la que puede charlar hasta el amanecer; Ramiro no quiere dejarla atrás, quiere terminar de descifrarla, conocerla a cabalidad y perderse en todas las emociones que genera en él.
La semana pasada se besaron por primera vez, para sorpresa de él mismo, fue ella quien buscó sus labios. Él la había invitado a cenar a uno de los restaurantes más populares de la ciudad, quedaron de verse por la noche, Ramiro pasaría por Sofía a las nueve en punto, sin embargo, Sofía se le adelantó. Pasadas las ocho de la noche llegó en su motocicleta hasta el frente de la casa de Ramiro y le comenzó a pitar para que saliera; Ramiro acaba de ducharse, escuchó el sonido del claxon y se asomó por la ventana y la vio ahí, lo esperaba con tranquilidad mientras se fumaba un cigarrillo. Él se secó y se cambió a toda prisa.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó Ramiro—, se supone que yo pasaría por ti.
—Estuve lista antes de tiempo y no me gusta esperar, súbete, yo te llevaré a ti —le respondió Sofía mientras le tendía otro casco.
Ramiro no puso demasiada resistencia, sintió un extraño cosquilleo en su estómago y las palmas de sus manos que lo hizo sonreír de forma involuntaria, se ajustó el casco en la cabeza y se montó en la parte trasera de la moto. Sofía se ajustó su propio casco y en cuestiones de minutos se adentraron en el centro de la ciudad. Ramiro experimentó una sensación distinta aquella noche, perdió su mirada en los cabellos rebeldes de Sofía que se habían quedado fuera del casco y que al aire alborotaba ante sus ojos, en los destellos de luz que desprendían las luminarias como si fueran relámpagos cuando pasaban por las calles a gran velocidad. El corazón de Ramiro se llenó de adrenalina y eso lo motivó a abrir los brazos, hacía tanto tiempo que no se sentía tan libre y feliz; abrazó el abdomen de Sofía con fuerza, no podía negarlo, se estaba enamorando de ella y es solo hizo volver a sonreír.
La reservación que Ramiro hizo se perdió, Sofía lo llevó a cenar tacos de tripa en una de las avenidas más populares de la ciudad. Esa noche había algo distinto en Sofía, estaba ansiosa y revolucionada por cosas que escapaban del entendimiento de Ramiro. Los dos cenaron sentados en una banqueta, compartieron refresco y el elegante conjunto que Ramiro se puso, terminó aterrado y sucio, pero él, esa noche, aceptó para sí mismo y sin tapujos que amaba la espontaneidad de esa chica, estaba cansado de las poses, las ostentosidades y la falsedad, Sofía en cambio con cosas tan simples lo había hecho experimentar una sensación de plenitud que solo recordó vivir cuando fue niño. Ya avanzada la noche caminaron por un parque y ella lo sujetó por el cuello y lo besó con desesperación y cierto grado de violencia, en ese momento las dudas de Ramiro se disiparon, lo único que lo mantenía unido a Gaby era la costumbre y esa promesa de familia feliz y exitosa que se le incrustó en la cabeza desde que era pequeño, sin embargo, ni en sus mejores años Gaby le hizo sentir algo como lo que Sofía sí. En el instante que él la volvió a besar y ella le correspondió, Ramiro tomó la decisión: terminaría con Gaby e intentaría llegar a algo serio con Sofía, esta vez lo haría diferente.
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Tú, yo, anarquía
Teen FictionDarío está decidido a conseguir justicia para su novio Joel, sin imaginar que, en su lucha, encontrará un aliado en el novio de su hermana, y tal vez algo más. *** La noche del 23 de marzo, en su cumpleaños dieciocho, a Darío le toca afrontar uno de...