Capítulo 11. Pensamientos

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Me quedé estático, el estaba parado frente a mi, estaba en una encrucijada, siempre soñé tener cachorros con el, ahora eso llega a mi como una pesadilla.

Cuando el aceptó ir de mi mano, no sólo fue repararlo, no sólo fue sostenerlo para que no cayera de nuevo, fue enseñarle lo que de verdad era el amor, para el, el amor lastimaba, el amor dolía y era una carga en sus hombros, yo le mostré que no era así.

Era un chico difícil la mayoría del tiempo, estaba herido, tenía miedo de volver a verse llorando bajo la lluvia, preguntándose porqué no fue suficiente?.

Le enseñé, que tomarse de la mano puede ser un gesto que llene tu corazón de calor, le enseñé que tenía su vida, su espacio, que no tenía que darme cuenta de lo que hacía, ni de sus mismos sueños, le enseñé que la libertad es amor, y el como una especie de magia, comenzó a sonreír de nuevo.

Comenzó a bajar sus defensas, comenzó a enseñarme la persona amorosa que había dentro de él, aún recuerdo nuestra primera vez, aun recuerdo esa noche donde me enseñó que aún era un niño, un niño temeroso de amar.

No tenía nada en mis bolsillos, más que un par de billetes, y unas ganas locas de perderme a su lado por las calles de la ciudad.

Caminamos varios pasos, sin encontrar un rumbo fijo, cuando una discoteca llamó nuestra atención, una clásica noche con música de los 80's y 70's, no sabía bailar tenía dos pies izquierdos, con un cuerpo sin ritmo, parecía una especie de hombre tabla, tratando de lucir genial, el se reía de mi, sus ojos verdes, se cerraban como medias lunas, me regalaba una sonrisa sincera, no importaba si estaba haciendo el ridículo, pero el era feliz, con tal de que siguiera riendo de esa forma, me inventé un par de pasos, el comenzó a moverse ridículamente como yo, la gente nos aplaudía, sabían que estábamos haciendo un extraño baile grotesco, pero parecíamos la pareja más feliz del lugar.

No había nadie conocido, solo nosotros dos, en un mundo que habíamos creado, donde no había boleto de admisión para gente ajena.

Sonaba a lo alto Gimme gimme gimme, cuando me dio un beso, la antesala, de la noche de pasión donde dejamos que nuestros cuerpos se movieran por si solos, siendo un par de universitarios promedio, terminamos en un hotel de paso, besándonos como si no hubiera mañana, su piel fue mi casa, su aroma mi droga, y su respiración entre cortada cuando entraba en el, el extasis perfecto, para volverme un completo idiota.

Toqué su cuerpo, sus manos se aferraron a mi torso, sus uñas arañaron mi espalda, me perdí en sus besos, me aprendí cada lunar y cada curva de su anatomía, el temblaba bajo de mi, era mío, me sentía dichoso, me sentía el alfa más afortunado del mundo, no por el hecho de tener sexo con el, si no porque sentí que lo había desnudado por completo, había desnudado su alma.

Planeaba marcarlo algún día, vivir a su lado, amanecer en sus brazos, ahora todo ello me parece una especie de sueño idiota, debí haber ofendido a un Dios supremo, porque la vida me hizo enamorarme de alguien, que jamás me amaría del mismo modo.

Si me preguntan, jamás pensé que nuestra historia tuviera tal decenlace, dondé están las noches que bailábamos como un par de enamorados bajo la luna?, dónde se quedaron todos esos te amo, que me dijo?, dónde está ese Yuri que pensé me amaba?.

Estoy en un momento de mi vida, donde quiero ir con el, quiero decirle que no lo dejaré solo, que lo amo para toda la vida, pero estoy plenamente consciente que sería una decisión suicida.

El me mira con dolor, muerde sus labios, tiene su mano sujeta en su vientre, lo veo con detenimiento, sus ojeras bajo sus ojos, su clara palidez, se que sufre, debe ser así, su estado es lamentable, como el mío.

Su cuerpo tiembla, me mira con duda, recuerdo aquello que vivió, en algún momento de su vida, JJ, estaba en mi lugar, se que debe ser alguna especie de deja vu para el, estar frente a un alfa, diciendole sobre su embarazo, su rostro refleja terror y duda, es como si uno de sus demonios que más lo han atormentado, estuviera frente a él, aquellos ojos verdes reflejan miedo, en su mente debo ser una persona imponente, que decidirá lo que sigue en el juego, se que vivió un aborto, se que dejó heridas en el, estoy completamente consciente de ello, porque lo vi llorar varias noches, porque podíamos ver a un niño por la calle y se que en sus ojos, se imaginaba como hubiera sido el, ahora está en la misma situación, ahora soy yo el canalla, que puede decidir el mismo final, me siento tonto, me siento idiota, no quiero someterlo a tal dolor, de nuevo, no deja de verme, como si su vida estuviera en mis manos, me alejo más, dando pasos hacia atrás, sin siquiera pedirle que pase, esta parado en la puerta de mi casa, siendo un omega lamentable, que esta en estado de gestación, totalmente desesperado, lo sé bien Yuri, de verdad lo se, así que perdóname, perdóname, quisiera abrazarte, quisiera decirte que no seré como el, pero... Cómo puedo decirle aquello, si ni siquiera estoy seguro de mi paternidad?.

Cruzamos miradas, me imagino por un momento, estar en otra situación, todo pudo haber sido diferente, quizá estaría en su dedo aquel anillo de oro rosa que había comprado para el, estaríamos los dos llorando de felicidad y no de tristeza, al ver ese claro positivo en alguna prueba casera, tal vez en otro mundo, el me ame, quizá en otro mundo seamos una pareja más dandole la bienvenida a un ser que los unirá para siempre, pero no es otro mundo, es la realidad, una realidad donde el me engañó.

Tal vez no (OtaYuri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora