Capítulo 17. Lo Siento

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Llegué a casa, mis pensamientos eran un caos, en mi ropa estaba aquel aroma floral que me hacía latir el corazón, aquel aroma que cosquillea mi nariz, es la afirmación, de que ese pequeño ser me llama, de que es mío.

La casa estaba silenciosa, me senté en la sala, olía mi ropa con detenimiento, no había duda de eso, y comencé a llorar, amar duele, es tan doloroso que te hace ser lamentable, es tan cruel que te hace ser una caricatura de ti mismo.

Los brazos amorosos de mi madre me rodearon - el... Aun conserva todo, cada detalle que le di, cada foto, su aroma... Huele a azucenas y gardenias... Ese cachorro... Yo me equivoqué, me equivoqué madre... - la abracé fuerte, necesitaba quizá un regaño, pero ella solo me abrazó en silencio.

Bajo la regadera seguí llorando, tenía que hacer algo, tenía que dejar de ser un alfa orgulloso y lamentable, salir a mi habitación, ver todo sin sus recuerdos, a sus ojos y a los míos era cruel, era irónico tirar todo, mientras el aun conservaba, todos los detalles y toda ilusión de criar al bebé a mi lado, mi madre entró con aquellas bolsas negras, donde tiré todo, aquellas que juro que habían ido a la basura - te ayudo a acomodar las cosas en su lugar? - me dijo, me miraba con tristeza, ella había resguardado las cosas, aquellas bolsas tenían nuestras fotos, los detalles, incluso aquella caja negra, con aquella argolla de oro rosa, me quedé observándola con detenimiento - es lindo... Muy sofisticado y con clase, como a él le gusta, aun piensas dárselo? - me preguntó.

- Después de todo, incluso ni yo mismo sé, si el quiera seguir a mi lado.

El silencio reinaba, mientras todo era acomodado de nuevo, eran las 3 de la tarde, cuando volví a su lado, estaba durmiendo, abrazaba la almohada donde había dormido con desesperación, su playera estaba alzada, dejándome ver su piel blanca, su vientre se veía ligeramente abultado, causandome miles de pensamientos, la lluvia comenzaba, una lluvia relajante.

Me acomodé a su lado, soltó la almohada para abrazarme, me olfateaba con desespero, aun dormido, su aroma comenzaba a ser más fuerte, ese aroma a gardenias que tanto me hacía sentir inquieto ahora lo entendía, el porque mis feromonas no las rechazó, porque se presentó ante mi esa esencia, y sonreí, sonreí aunque las lágrimas mojaran mi rostro, sonreí porque todo ello solo significaba que ese ser era mío, pero yo lo había roto.

Estaba loco, loco de celos y desesperación, loco de dolor y de angustia, lloraba sintiendome traicionado, y aunque aún había muchas cosas que reclamar, ese cachorro era mío, nada ni nadie podía cambiarlo, pero fui un hombre estúpido que no confío en el lo suficiente, fui un patán que lo lastimó demasiado, tal vez no, fue lo correcto.

De pronto, el comenzó a moverse inquieto, comenzó a quejarse, me miró asustado - tengo dolor Beka, tengo mucho dolor, y creo... Dios creo que estoy sangrando - me decía asustado.

Levanté la sabana, una mancha carmesí estaba en sus pantalones - tranquilo, iremos al hospital, tranquilo - trataba de darle ánimos, aunque sintiera que mi corazón se salía de mi pecho, aunque sintiera que quizá sería mi castigo, ahora que entendía todo, también lo perdería?.

Llegamos al hospital, el temblaba, lo admitieron de inmediato, una solución intravenosa fue puesta en su torrente sanguíneo, era doloroso y cruel, se notaba su angustia, se notaba su desesperación.

Esperábamos que fuera atendido por el especialista, pude ver un hombre alto y rubio, caminar hacia nosotros con su bata blanca, lo conocía muy bien, Christophe Giacometti, el ginecólogo encargado, me miró sorprendido - Otabek Altin... Futuro médico urgenciologo, qué haces por los mares de la ginecología y obstetricia?, las playas de las urgencias no son suficientes para ti? - me saludó sonriendo como era su costumbre.

- Traigo a alguien... Espero puedas darnos tu opinión - Yuri sujetaba mi mano, podía ver su miedo en sus ojos, aquel omega rubio, estaba desesperado.

- Déjame leer sus estudios y te daré mi opinión, correcto? - asentí.

- Qué pasará si el se va?, este es mi castigo?, perder a mi bebé de nuevo es lo que merezco? - Yuri parecía creer que estaba siendo castigado, en todo caso el castigo me lo merecía yo.

- Tranquilo, no podemos dar todo por hecho, Giacometti es un buen ginecólogo, todo estará bien, solo esperemos que el nos diga, ok? - asintió.

La cortina de separación fue abierta, aquel médico traía varios estudios en su mano, sonreía y bromeaba con las enfermeras como era su costumbre - ya leí sus estudios, me presento, soy Christophe Giacometti encargado del área, seré tu ginecólogo el día de hoy, leí todo, es la segunda amenaza de aborto en este mes, creo que sería bueno, que tu alfa esté presente, necesitamos al padre del pequeño aquí, es importante - el chico rubio me miró, suspiraba, antes de que dijera una palabra interrumpí.

- Yo soy su alfa, yo soy el padre Chris.

- Otabek Altin, serás padre?, que bueno compañero, me alegra por ti, pero debo regañarte, tu omega necesita de ti para estar bien, a veces se tienen problemas, las circunstancias no siempre son favorables en una relación, pero recuerda algo, ese cachorro necesita a los dos, para crecer sano y fuerte, el sangrado puede continuar durante unos días, lo importante es que no sea demasiado o aumente el dolor, necesita tus feromonas Otabek, se un buen alfa, protegelo y cuídalo, es la etapa más difícil para un omega, con buenos suplementos, y un buen cuidado de su alfa, el estará bien, podemos hacer un ultrasonido para estar seguros que todo está bien, aceptan?.

- Te lo agradecería mucho - en cuanto estuvimos solos, Yuri me miró sin entender.

- Otabek, tu...

- Lo siento... De verdad lo siento... Se que fui un tonto, se que fui cruel y demasiado orgulloso, se que te lastimé, lo sé bien, pero no soy perfecto, el solo hecho de haberte visto fuera del hotel con el dolió demasiado, siempre te he amado, siempre traté de ser el príncipe que tu merecías, pero escuchar esas palabras, verte en esa situación fue demasiado para mi, se que pido demasiado, pero... Debes entenderme, te amo, te amo tanto, que duele demasiado pensar que no me ames del mismo modo.

- Yo... Lo siento, se que todo me incrimino, se que merecía tus dudas, pero aun así, no pienses que no te amo del mismo modo, nunca pienses eso, por favor.

Tal vez no (OtaYuri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora