Capítulo 19. Una Última Vez

178 18 1
                                    

No había falla en ello, su aroma me despertaba cada mañana, porque si, me había tomado muy encerio jamás dejarlo solo, jamás volverlos a apartar de mi lado, eran mi familia, y si aún así el confiaba en mi, yo, confiaría en el, una vez más... Una última vez.

Su vientre comenzó a crecer, poco a poco, un poco más, el comenzó a llenarse de cambios de humor, era como un felino que podía irritarse, o pedirme amor, de un segundo a otro.

La pequeña niña comenzó a hablar poco a poco, y JJ, se marchó con ella, con una sonrisa y un lo siento - gracias por haberme ayudado, aunque no lo mereciera, gracias por todo lo bueno que me diste, pusiste en riesgo todo, incluso tu relación por Bella, serás una buena persona para tu bebé Yuri, el estará orgulloso de crecer en ti - fueron sus últimas palabras, antes de irse, aunque claro está, después de haberle dado un golpe en el rostro, necesitaba desahogarme, aunque aquello estuviera mal.

Mi madre comenzó a tejer ropita para su nieto, comenzó a cuidar de Yuri conmigo, y mi habitación de nuevo se llenó de su aroma.

La soledad ya no quema mis adentros, la tristeza ya no se ha hecho mi más grande amiga, ni mi unica compañía, las cuatro paredes de mi habitación se han vuelto mi refugio, el refugio que protege lo que más amo, el duerme en mi cama, abrazando mi ropa, haciendo un nido perfecto para un omega en gestación.

Ahora me doy cuenta que damos todo por sentado, que seremos amados hasta el final, solo los años, y las experiencias nos hacen apreciar lo que de verdad importa, nos hace madurar lo suficiente para darnos cuenta de nuestros errores, lo rompí, lo lastimé a tal grado que su sonrisa ya no era para mí, el calor de sus brazos jamas rodearian mi cuerpo, su aroma ya no estaría en mi almohada, su amor no sería jamás mío, el miedo y la desconfianza pudieron conmigo, pero al final el ha vuelto a desordenar mi cama y mi vida como solo el sabe hacerlo.

Era como una sombra, una sombra que me seguía, que estaba agarrada de mi existencia, que no me permitía olvidar, su nombre era un martirio, un martirio para mi corazon, una daga clavada, su existencia formaba parte de todas las cosas de las cuales me arrepentía, de los errores que cargaría conmigo, su nombre había sido tachado de mi cuaderno, y terminé volviendolo a escribir, Yuri Plisetsky, es el omega que rompí, el amor de mi vida, su existencia es atemporal.

La lluvia cae silenciosa, me siento observado por aquel omega ojos esmeralda, cabello rubio, me mira desde mi cama me sonríe tiernamente - Beka... Puedes traer un poco de chocolate? - me pregunta ansioso.

- No debes comer tanto dulce.

- No es para mí... Es para ella... - lo había dicho el ultrasonido, lo había dicho su aroma, una pequeña niña tocaría nuestra puerta, después de sus palabras, me sonríe, esa sonrisa, que pronto se transforma en burla, el no se cree sus palabras, qué pasaria si supieras que aún te amo?, qué aun quemas mi piel?, qué pasaria si supieras que aun
escucho su canción favorita?, que tu risa cuando no estas, aun resuena en esta casa?, cómo decirte que aún aquel anillo rosa espera por ti?, nos herimos en el camino, pero aún estamos de pie sosteniendo nuestras manos.

Tomé varias decisiones, jugando a ser fuerte, pero muy en el fondo aún seguía siendo un niño herido, un niño pequeño que no tenía un rumbo, después de pensar que su omega lo había engañado, un niño sin motivación para vivir, sabía que el sería mi mundo, pasara lo que pasara, el estaría en mi corazón.

Corro a la tienda a comprarle aquel chocolate favorito de envoltura dorada, con miles de pensamientos aún sin resolver, podemos amarnos una vez más?.

Se que nos lastimamos, se que aun duele, pero aún así quiero casarme con el, pasar los mejores momentos de su vida a su lado, aun quiero ser su alfa.

Una tarde, llovía, eran cerca de las 6 de la tarde, sabía que el no tardaría en llegar, mi corazón latía fuerte, mis manos sudaban, me vestí para la ocasión, aquella cajita negra estaba en la bolsa de mi pantalón.

Traía ropa para dormir en mi casa, entró quejándose sobre estrías y pies hinchados, se sentó a mi lado en aquel hermoso sillón color crema que tanto le gustaba a mi madre - me estas escuchando?, me estoy quejando contigo pero pareces no escuchar, a parte, dónde vas?, porqué estás tan formal?, vas a salir? - me preguntaba mientras prendía la televisión, había una serie sobre cambios físicos extremos que a él le gustaba ver.

- Iremos a cenar Yuri, en un buen lugar.

- Cenar?, qué celebramos?!.

- Yuri... Yo.. Tenía planeadas cada una de las palabras que quería decirte, pero todo se me fue de mi mente, jamás he estado tan nervioso, así que no me lo hagas más difícil.

- Tú estas nervioso?, ni cuando fue tu examen profesional diste muestra de estar ansioso, así que porqué lo estás ahora?.

- Siempre hay una primera vez.

- Estás nervioso por ir a cenar conmigo?, déjame adivinar, vas a pedirme matrimonio?, no crees que deberías ser más romántico y original?, no se, decirme que iremos a cenar, pero después terminar cenando mis hamburguesas favoritas, puedes pedirme matrimonio con un corazón hecho de dedos de queso, mientras me pides una malteada de fresas, incluso podrías decirme cásate conmigo, aunque sea con una pancarta, quiero algo original pero nada exagerado - se reía divertido.

- Te conozco tan bien Yuri Plisetsky, que incluso se que debo pedir una rebanada de pastel de chocolate como postre, no te preocupes los dedos de queso, si están listos, en forma de corazón.

- Qué dices?!.

- Yuri... Esta noche... Yo te pediré... Que te cases conmigo.

Tal vez no (OtaYuri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora