Capítulo 5. Tu mirada

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Los pasos en el asfalto resonaban, habia comenzado a llover, me detuve atajandome de la lluvia, en el quiosco de aquel hermoso parque, con fuentes luminosas, aquel parque donde los enamorados paseaban, aquel parque donde lo conocí.

Mi celular comenzó a sonar, un Yuri Plisetsky llamando es lo que me aparece en la pantalla, me rio sarcásticamente, es muy tarde, y no lo digo por la hora que marca el reloj, no lo digo porque sean las 11 de la noche, lo digo porque es tarde para los dos, tarde para reparar algo que aquel rubio nunca tuvo la intención de cuidar.

Era una tarde de febrero, el dia de los enamorados, llevaba varios meses soltero despues de que mi novia tuviera que mudarse de la ciudad por el trabajo de sus padres, debo confesar que mi mundo no cambió, no senti que la vida se escapara de mis manos, ni aquella sensación de vacio, o todas esas características que dicen que describen a aquel suceso llamado "corazón roto".

Las parejas se tomaban de la mano, intercambiaban regalos cursis y se demostraban amor, me parecía algo estúpido, no se necesita ser un dia en especial para demostrar a alguien amor, pero no todos pensaban lo mismo.

Las campanas de aquella iglesia que estaba cerca daban las cinco campanadas, cuando una esencia vino a mi, una esencia increíblemente seductora, pero llena de tristeza y desesperanza, sin medir mis acciones volteaba de un lado a otro queriendo buscar, al dueño de aquel aroma.

Mis ojos se detuvieron en la silueta de un chico rubio que lloraba sentado en una banca, con una bolsa de regalo al lado, traté de no ser el típico chismoso, cuando su mejilla roja llamó mi atención, y su labio sangrante me puso en alerta, lloraba amargamente, sacaba un espejo de su mochila, tocaba aquella herida con cuidado, esa lesión tendría un tono amoratado pronto.

Caminé hacia el, debí verme lo bastante tonto, pero a mi parecer fui un patético ser que se sentia atraído a aquel chico, mis pasos me guiaron a el - Estas bien? - le pregunté en cuanto estuve lo mas cerca posible de el, alzó su mirada y sus ojos de jade me desarmaron, estaba perdido, me había atrapado, habia sido capturado y atado a un chico omega que lloraba con su corazón roto, un día de san Valentín.

- Piérdete, no necesito la lastima de nadie - fue su contestación.

- Esa lesión se verá morada mañana, ponte algo de hielo, esa cara bonita no se verá bien con eso.

- Crees que tengo una cara bonita?, estas tratando de ligarme?.

- Crees que estoy loco?, como para querer ligarme a un chico que obviamente llora por el amor de alguien más?, no soy ningun suicida -el se rio, debi poner atención a mis palabras, debi grabarlas para no olvidarlas, hasta yo sabía que era una mala idea, siempre lo he sabido.

Evita amar a alguien que aun ama a otro, si su corazón esta ocupado por alguien más, no trates de hacerte el príncipe que vencerá dragones por amor, solo resguardate en un lugar seguro, porque sufrirás, te caeras y ni siquiera podras meter las manos.

- Me llamo Yuri Plisetsky, y tu? - me dedicaba una sonrisa, secó sus lágrimas con un pañuelo que puse frente a el.

- Otabek Altin.

- Bueno, pues gracias Otabek Altin, gracias por preocuparte, solo no ha sido un buen dia, no quería ser grosero.

- Entiendo tu actitud, no es normal que un extraño se acerque queriendo saber tu vida, solo te vi y quise ayudarte, siento si te incomode.

- No... gracias - aquella herida comenzaba a tornarse roja.

- Me esperas un minuto? - el asintió, corrí a la tienda mas cercana, comprando una paleta helada, y se la puse en su mejilla, el me agradeció, aquel hermoso rostro no merecía tener tal herida.

Aquel día fue el inicio de un amor unilateral, de un amor imposible, las películas de amor, diversos doramas lo han mencionado, el chico secundario, el chico amable que es capaz de correr bajo la lluvia con tal de ir tras la persona que ama, el chico tierno que siempre será su apoyo, aquel chico que ama de mas para su propio bien, aquel chico, no se queda con la protagonista.

Aunque sea un patán, un celoso en potencia, no importa cuantas veces fuera infiel, el protagonista siempre se quedaba con la chica, siempre pedía disculpas, juraba cambiar y fingía hacerlo, no importaba sus faltas, todo tenía una justificación, siempre eligiendo al inestable, justificando que el amor lo cambiaría, cuando no era así.

Todos lo sabían, incluso yo, pero quise pasarlo por alto y ahora estoy casi a media noche limpiando mis lagrimas, lagrimas lastimeras que caen sin consideración, en un quiosco cualquiera, de unos de los tantos parques de la ciudad, con el corazón roto.

Aquel lindo omega rubio, ojos de jade me invitó un cafe, quizá como agradecimiento, quizás para no estar solo, terminamos en aquella cafetería donde terminé con el, nos tomaron incluso una foto, pensando que eramos una mas de las parejas que celebraban San Valentín.

Su número terminó grabado en mi celular, y aquel regalo terminó en mis manos - Solo aceptalo, o voy a tirarlo - me dijo con una sonrisa, para luego desaparecer entre las calles, ahora entiendo que era otra señal, siempre recibiría las sobras de lo que aquel alfa no quería, siempre sería el tonto que se conformaba con lo poco de amor que pudiera darme, siempre a la sombra de un amor tormentoso.

Yuri Plisetsky era un omega siendo violentado por su alfa, ante cualquier excusa, violentado no solo con golpes, ni humillaciones, si no también con palabras que dejaban una herida aun mas profunda que una física, las palabras duelen mas que los golpes, el lo sabia, todos lo sabemos.

Las heridas en su rostro eran rutina, aceptamos lo que creemos merecer, el aceptaba esa clase de amor, me terminé convirtiéndo en su contacto de emergencia, aquel contacto que el marcaba cada que su mundo se caía, y aquel regalo que era para alguien mas, aquella playera de moda, se convirtió en lo mas preciado para mi.

Tal vez no (OtaYuri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora