Empleo

28 7 0
                                    

Jeon Jungkook.


—¡Hasta mañana! —Jungkook se despidió de sus compañeros de trabajo.

Se acomodó la gorra y salió del restaurante, donde trabajaba durante el día, de ayudante gastronómico. Aunque el turno era largo no podía imaginarse estar trabajando en otro lado que no sea ese porque la paga era buena.

Además, la ventaja de trabajar en ese restaurante, era que el dueño le permitía llevarse la comida que quedaba del día, por lo menos ya llevaba la cena para él y para su hermana, que regresaba hoy.

Comenzó a caminar hacia su casa porque no quería gastar dinero en el bus, o más bien no podía permitírselo. Debía ahorrar para todas las deudas que tenía, especialmente la del préstamo estudiantil. Ya se había perdido el primer semestre por no poder liquidarla, esperaba juntar el dinero suficiente para poder cursar el segundo. Calculaba que con su otro empleo, el de tatuador, lo conseguiría.

"Que día de mierda" pensó. Casi quemó varios platos porque tenía la mente en cualquier parte, bueno no en cualquier parte, solo en su omega, Kim Taehyung.
Aun no entendía que pasó, como era que todo se fue a la mierda así, como fue que él la cagó por enviar una puta foto a un alfa pijo. Tenía que verlo de nuevo, debía arreglar las cosas entre ellos. Seguro que ya se le había pasado el enojo por lo que hizo. Aunque él le pidió que no lo busque, no podía dejar las cosas así como así, era su predestinado por el amor de Dios, ellos debían estar juntos y no solo porque el destino así lo quiso, sino porque realmente había una conexión especial entre ellos, pudo sentirlo. Sus cuerpos encajaban a la perfección. Su cuerpo fue hecho para el suyo, su boca fue hecha para besar la suya, ellos se pertenecían. No podía dejárselo a otro alfa sin luchar, de solo pensarlo se le hervía la sangre.

Se pasó la lengua por el labio inferior, aun tenía la costra de la mordida que le dio Taehyung cuando lo besó a la fuerza. Sonrió, le gustaba ver ese fuego en su interior, aunque en ese momento haya sido contra él.

Sacó un cigarrillo, prefería fumar en la calle, ya que si su hermana lo veía le tiraría el sermón de siempre, que esa mierda lo mataría de cáncer de pulmón y todo ese rollo. Realmente tenía la intención de dejarlo, pero era más fácil decirlo que hacerlo. Dio una calada profunda y soltó lentamente el aire, necesitaba ver a su omega de nuevo, porque una vez no fue suficiente, quería estar con él como por toda la vida, así de mal estaba.

Además su lobo lo estaba volviendo loco, desde que su omega abandonó su departamento quería salir corriendo por detrás de él. Su cuerpo le dolía de resistirse al cambio, porque en el momento en que lo hiciera, estaba seguro que iría en su búsqueda. No es que el no estuviera de acuerdo con su lobo, solo no quería cagarla otra vez.

Finalmente llegó a su destino, antes de abrir la puerta de su departamento, ésta se abrió de golpe. De adentro salió un tipo, un corpulento alfa, con una sonrisa de satisfacción. Cuando lo vio se detuvo en seco, por un momento lo miró entornado los ojos, luego se fue dándole un empujón con un hombro.
Con una mano se tomó el puente de la nariz, cerró los ojos y respiró profundamente tratando de calmarse. "¡Ay Irene!" pensó. ¿Qué iba a hacer con su hermana? Jungkook nunca se había sentido tan decepcionado como en ese momento, porque sin dudas, sabía muy bien de lo que se trataba.

Entró al departamento a paso firme y se dirigió directamente a la habitación de ella. Se detuvo en su puerta al verla de espaldas, sentada totalmente desnuda. Tenía la mirada perdida en el piso, su expresión vacía, sin ninguna emoción. Como deseaba que recuperara la sonrisa que siempre tenía, y esa alegría contagiosa que lo hacía olvidar de cualquier problema cuando eran niños.

—¿Por qué lo hiciste Irene? Tan sólo quiero escuchar tus nuevas excusas esta vez —dijo más fuerte de lo que pretendía, apenas disimulando su enojo. Su hermana no dijo nada, seguía mirando para abajo—. Me lo prometiste, me dijiste que ibas a cortar con esta mierda —entró a la habitación.

—Ya deja de fastidiar Jungkook —ella se puso una bata, se ató fuerte el nudo en la cintura y lo miró—. Llegaste temprano —dijo caminando hacia el baño.

—¡Llegué temprano porque me preocupaba por ti, Irene! —la agarró de la muñeca, deteniéndola.

—Basta Jungkook —dijo con voz firme, soltándose de su agarre—. No tenemos por qué discutir de lo mismo ¡Ya estoy cansada de que vengas a gritarme sobre esto! Sabes que lo hago por nuestro bien.

—¿Por nuestro bien? ¿ser una prostituta está bien para ti? —Contestó el alfa bajando la mirada para encontrarse con la suya.

—¿Cómo te atreves? —le dio vuelta la cara de un cachetazo. Jungkook nunca creyó que recibiría uno de ella, mantuvo sus ojos cerrados por un momento, tratando de contener su temperamento.

—¿Cómo crees que se llama lo que haces? —empezaba a sentir el escozor en su mejilla.

—Te lo dije antes, es otro tipo de trabajo y es la única forma que tengo de conseguir el dinero suficiente para pagar las deudas, para tener dinero para vivir —le dijo enojada.

—¿Y qué pasó con tu otro trabajo? —trabajaba medio tiempo de mesera en una cafetería.

—La miseria que ganaba ahí no me alcanza, ni siquiera para pagar la mitad del préstamo estudiantil —ella estudiaba abogacía, le faltaba poco para terminar la carrera.

—¿No ves que esto te hace daño? Ya no eres la misma, tu vales mucho y-

—Ya no tengo nada que ofrecer a nadie, todo lo bueno que había en mi me lo quitaron —como odiaba el día en que esos malditos abusaron de su hermana, quería golpearlos de nuevo por haber reducido a su hermana a una sombra de lo que solía ser.

—No digas eso —la abrazó, se sentía tan pequeña entre sus brazos, a pesar de que ella era mayor que él—. Eres la persona más valiente que conozco, una luchadora que salió adelante sola y a quien más admiro. No vuelvas a decir que no eres buena porque... —ella se alejó de él.

—No, no—tenía lágrimas en los ojos cuando lo miró—. Ya no soy una buena persona, ya ni siquiera me importa serlo, así que por favor deja de meterte en mis asuntos y enfócate en tu vida. Ya deja de trabajar tanto y vuelve a estudiar —caminó hacia al baño, se detuvo en la puerta y lo miró—. Mientras vivas en mi casa quiero que estudies y que no te metas en mi puta vida otra vez —dio un portazo.

Se quedó mirando la puerta cerrada. Le dolía demasiado ver como su hermana se dañaba a sí misma, él no podía quedarse de brazos cruzados. Ella podía ser una omega fuerte, pero él podía ver como estaba sufriendo.

En su próximo día libre, pagaría el préstamo estudiantil de su hermana, él podría esperar otro semestre para volver a estudiar, ella era más importante. Además, lo veía como una forma de devolverle todo lo bueno que hizo por él.

Se dirigió a la nevera para guardar la comida, había perdido el apetito. Cuando arreglara el asunto de su hermana, comenzaría oficialmente la búsqueda de su omega. Su omega… ¿Habría pensado en él? ¿Lo habría extrañado aunque sea un poco? Pronto lo averiguaría.

¿Podrías Amarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora