¿Podrías Amarme?

Siempre estás salvándome.

―Llegamos justo a tiempo.

Kim Taehyung había conducido en un tiempo record para que pudieran ver la puesta de sol. A él siempre le había gustado estar rodeado de la naturaleza, es por eso que tenía esta bonita casa en el bosque fuera de la ciudad, aunque más que una casa parecía un hotel por las grandes dimensiones que tenía.

Cuando había comprado la propiedad, no lo hizo pensando que viviría allí algún día, sino que ese lugar fue adquirido para ser la sede de su fundación, pero como estaba tan alejada de la ciudad no le convenía. Sin embargo, él se quedó tan enamorado del hermoso paisaje, que no pudo resistirse a comprarla. Había algo en ese lugar que traía calma a su alma. De solo mirar el ocaso lo hacía sentirse bien, es por eso que había traído a Jungkook a su pequeño paraíso privado, porque quería compartirlo con él.

Nunca había traído a nadie a este lugar, ni siquiera a WonHo, solo Jimin sabía de su existencia, y solo porque se había encargado del papeleo de la compra de la propiedad.

―¡Que vista más increíble! ―dijo Jungkook bajándose del coche.

Miró como Jungkook observaba fascinado el atardecer, y como si lo hubiese hecho cientos de veces, sacó la cámara y empezó a tomar fotos.

Trató de ver con nuevos ojos el paisaje que Jungkook miraba. Observó como el sol derramaba su cálida luz por todo el lugar mientras comenzaba a esconderse detrás de las montañas haciendo resaltar sus contornos. Las nubes empezaron a cambiar de color, y todo el cielo comenzó a teñirse de rosa. El efecto se incrementaba al reflejarse en la superficie del río que aumentaba su caudal donde se perdía la vista. Incluso el campo de flores que rodeaba la propiedad lucía más hermoso gracias a los últimos rayos de luz que les regalaba el sol.

A pesar de la belleza del paisaje, sus ojos volvían a posarse en su alfa. Parecía tan contento y maravillado por el paisaje, que lo hizo sentirse feliz de haber tomado la decisión de llevarlo hasta allí, de compartir con él su lugar privado. Fue en ese preciso momento, mientras veía como la luz del sol le daba un brillo dorado a su piel y remarcaba su cálida sonrisa, donde se dio cuenta de que se estaba empezando a enamorar de Jungkook. Realmente lo hacía, y ese pensamiento ya no lo asustaba, de hecho lo aceptaba y le daba la bienvenida. En su interior, su lobo estaba muy feliz por ello.

De hecho, él también quería tener una foto de este momento, de su alfa más precisamente. Sacó su teléfono del bolsillo y le tomó una foto. Jungkook inmediatamente volteó a mirarlo. "Mierda" dijo para sí mismo, se había olvidado de quitar el flash de la cámara. Aunque a ese teléfono lo había comprado después de conocer a Jungkook, aún no se había acostumbrado a su funcionamiento.

Jungkook lo miró extrañado, luego sonrió divertido. Pero su expresión cambió de repente. "Corre" le dijo su lobo.

Tae empezó a correr alejándose de Jungkook, solo hizo unos pocos metros cuando lo alcanzó. Lo había pillado y no solo literalmente.

—Te tengo ―dijo Jungkook abrazándolo desde atrás. Y Taehyung pensó, en serio deseó en que ojalá Jungkook lo quisiera tener siempre, solo a él.

Tae comenzó a reírse, pero se detuvo cuando se hizo consciente de la cercanía del cuerpo de Jungkook. Su respiración se aceleró y lentamente volteó para enfrentarlo. El rostro de su alfa estaba a centímetros del suyo. De cerca podía ver el cálido color café de sus ojos, pero esos ojos lo miraban con hambre, como si quisiera devorarlo. Jungkook empezó a acercar su boca a la suya y cuando apenas unos milímetros separaban sus labios, cerró los ojos. Tae aprovechó ese descuido y salió corriendo de nuevo.

Tae continuaba riendo mientras corría, se sentía como un niño otra vez, era excitante saber que en cualquier momento su alfa lo alcanzaría. Empezó a correr más rápido cuando atravesó el límite boscoso de su propiedad. Esta parte era muy frondosa, chocaba con las ramas mientras se adentraba más al bosque. De repente tropezó con la raíz levantada de un árbol y se cayó. Comenzó a derrapar cuesta abajo sin poder frenar, pero pronto sintió el vacío antes de escuchar el "splash".