Un encuentro inesperado.

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Jeon Jungkook.


—¡Sorpresa! —dijeron todos.

Jungkook se quedó parado en la entrada de la fiesta, cuando escuchó “sorpresa”. Por un momento pensó que nunca había tenido un recibimiento así en alguno de sus cumpleaños, demonios ni siquiera había festejado ninguno de sus veintidós cumpleaños.

Hizo un gesto de disculpa cuando comenzaron los murmullos y se dirigió al fondo de la fiesta hacía la barra de tragos. Si no fuera porque su amigo Yoongi le había insistido para que viniera no estaría en esta fiesta de riquillos donde no encajaba con nadie. Los había conocido a él y a su novio Jimin, el cumpleañero, cuando fueron a hacerse tatuajes en el lugar donde trabajaba y se hicieron amigos, así que sólo los saludaría y se iría.

Hecho un vistazo al lugar, vaya, la mansión de Jimin era impresionante, el tipo sí que estaba forrado, como todos los invitados en la fiesta. Al otro lado vio a su amiga Jennie con su novio Hoseok, estaban conversando con un tipo que parecía que sudaba dinero, solo le faltaba el cartel de alfa rico. Ella lo vio, le dijo algo a su novio y comenzó a caminar hacia donde él estaba.

—Hola bebé, te extrañé —se acercó y le dio un beso en la mejilla cerca de su boca.

—¿Ya te aburriste de tu novio? —le preguntó con una sonrisa de lado.

—Ya sabes que solo salí con él porque mis padres me obligan —puso los ojos en blanco—, pero si quieres podemos irnos y pasar un buen rato juntos más tarde —le deslizó un dedo desde el cuello hasta el pecho —, ¿qué dices? —preguntó mirando su boca.

—Me parece bien —le dijo sonriendo.

Jennie pidió dos tragos en la barra, le guiñó y se dirigió de nuevo hacia su novio. Jungkook negó con la cabeza. La conocía desde hace unos años, ella era la típica niña rica que le hacía la contra a sus padres, se teñía el cabello de colores, no se vestía como ellos querían, tenía tatuajes en su cuerpo y se juntaba con pobres como él. La tienda de tatuajes era de ella, cuando empezó a trabajar allí, se hicieron amigos y de vez en cuando se echaban un polvo, sobre todo cuando necesitaba distraerse de los problemas que tenía y de los que no quería pensar ahora en absoluto.

Había pasado una hora desde que llegó a esta dichosa fiesta. Ya había saludado a sus amigos así que estaba listo para irse. Tomó el último trago de su cerveza y empezó a mirar hacia la pista de baile buscando a Jennie, cuando llegó el omega más impresionante que había visto en toda su vida. Se quedó mirándolo fijamente, su lobo se puso atento también.

El omega saludó a Jimin y después se fue hacia el alfa rico que estaba conversando con Jennie y su novio, se abrazaron, luego de un momento el alfa lo tomó de la mano y lo llevó hacia a la pista de baile. Como la música estaba tan alta cada vez que hablaban sus rostros se acercaban demasiado y el alfa no perdía oportunidad para tomarlo de la cintura. Eso le molestaba y estaba alterando a su lobo.

No podía dejar de mirarlo, había algo en su interior que tiraba hacía ese omega, y su lobo lo estaba volviendo loco, estaba desesperado por llegar a él. Prestó atención a cada detalle del omega desde su cabello hasta la punta de sus pies, y le gustaba todo lo que veía. Nunca se había sentido de esa manera hacia nadie.

Necesitaba saber quién era ese omega, y necesitaba alejarse de ese alfa, antes de que su lobo lo obligara a hacer algo estúpido, como separarlo de su omega y romperle la cara a golpes por atreverse a tocarlo. Aun así se quedó dónde estaba analizando cada movimiento que hacían. Cada vez que el alfa decía algo que hacía reír a su omega apretaba los puños.

¿Podrías Amarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora