Tal vez así dolería menos...

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―Ciento diez, ciento once, ciento doce, ciento trece…


Jungkook se encontraba haciendo abdominales en su habitación cuando su celular sonó. Hacía mucho que había superado la cantidad de ejercicios que hacía normalmente, necesitaba cansarse, llegar a la noche agotado. Estaba sobrepasado de energía, y eso solo significaba una cosa, que su celo estaba cerca.


Ven pronto ―el corto mensaje de Yoongi tenía anexado una dirección.


Ok ―contestó.


Agradecía la distracción, no quería quedarse solo en su casa, había demasiado silencio desde que su hermana volvió a la universidad, y eso le dejaba demasiado tiempo para pensar. No tenía nada más que hacer… por Dios como extrañaba volver a la universidad. Si estuviera estudiando en este momento no pensaría todo el tiempo, en el doloroso hecho de no estar con Taehyung.


Ya había regresado de su trabajo, y hoy la tienda de tatuajes no abría, al parecer las personas tenían mayor tendencia a tatuarse los fines de semana. Pero antes de ir a ver a Yoongi, debía quitarse el sudor que se deslizaba por todo su cuerpo.


Antes de ducharse intercambió unos mensajes con su hermana, la comunicación entre ellos estaba mejorando gradualmente. También pudo notar que, desde que volvió a estudiar se la veía de mejor humor, ya no parecía tan triste como siempre, solo por ese hecho valió la pena gastar cada puto centavo ahorrado en ella.


Mientras se aclaraba el champú del cabello se dio cuenta que desde la charla que tuvo con Irene ya no tenía las pesadillas del orfanato que lo atormentaban por las noches, en cambio, ahora tenía los sueños más ardientes con su omega, pero esos sueños no podían estar más alejados de la realidad.


Nunca olvidaría como lo miró cuando estaba con ese alfa riquillo, le dolió como una herida abierta, lo hizo sentirse tan pequeño e insignificante, pero lo que más le dolió fue verlos irse juntos, mientras él solo los observaba desde el piso. Unos días después, cuando ya estaba más calmado, y luego de que había reflexionado un poco, llegó a la conclusión de que su omega tenía razón, ellos realmente no se conocían, pero él deseaba hacerlo. Si tuviera la oportunidad le gustaría invitarlo a cenar, pero para eso, lamentablemente, tenía que esperar el día del pago.


Sin embargo el destino quiso que se encontraran otra vez. Hace una semana, cuando él estaba terminando su turno en el trabajo, sintió la urgencia de regresar a casa, nunca se había sentido de esa manera, solo sabía que debía darse prisa. No entendía cómo lo supo, pero sabía que esa urgencia se debía a su omega, estaba en peligro. Inmediatamente se transformó dejándole el mando a su lobo, porque él tenía arraigado en su interior la necesidad de proteger a su omega.


El lobo corrió tan rápido como un trueno. Cuando finalmente llegó al lugar sintió una rabia ciega al ver que estaban a punto de dañar a su omega. Solo se tranquilizó cuando lo tuvo a salvo en su casa. Él creyó, por el momento que compartieron después, que habían avanzado en su relación, pero no fue así, algo asustó a Taehyung, quizás él había hecho algo mal… tal vez no debió haberlo presionado para que se quedara.


Luego de secarse se paró delante de su armario, ¿qué se pondría para ir a una iglesia? ¿Y qué hacía Yoongi allí? Eligió unos pantalones ajustados negros, hizo una mueca, ya estaban demasiado gastados, “que no se note la miseria” pensó. Se puso sus botas negras, una camiseta y una camisa negra encima, era la del trabajo pero estaba limpia. Antes de irse agarró una mochila, podía coger un autobús, pero para volver a casa lo haría en la forma del lobo.


Cuando llegó a la iglesia vio a Yoongi hablando con Jimin, estaba sonriendo como nunca antes lo había visto, parecía tan feliz.


―Hey, chicos ¿por qué estamos aquí? ―dijo acercándose a ellos.


¿Podrías Amarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora