Tienda de tatuajes.

21 5 0
                                    

Ding dong…

Sonó el timbre de la puerta cuando Jungkook abrió la tienda de tatuajes. Ya era tarde en la noche pero él siempre era puntual en abrir. Luego de preparar todo para trabajar, solo esperó a que algún cliente llegara. "Me siento raro… ansioso" pensó. Se sentía extraño en su propia piel, volvió a revisar todo en el lugar, pero seguía inquieto.

Sacó un cuaderno y un lápiz de un cajón del escritorio y se puso a dibujar, eso siempre lograba relajarlo. Al principio solo estaba haciendo garabatos, nada definido, solo un conjunto de trazos sin forma aparente. Pero luego de algún tiempo su dibujo fue tomando forma. Pasó un dedo por la hoja, apreciándolo, dándose cuenta de qué era lo que había plasmado en ese trozo de papel.

Un par de ojos le devolvía la mirada. Una mirada que no podía olvidar. Era la mirada que le dio Taehyung la última vez que lo miró, antes de subirse al taxi que lo alejó de él. Esos ojos expresaban tanto al mismo tiempo. Reflejaban arrepentimiento, pena, culpa, anhelo y sobre todo preocupación. Por él. Eso fue lo que le dio esperanza. Esperanza de que su omega no le era tan indiferente como aparentó aquel día y de que lamentaba alejarse de él.

—Me gusta la intensidad de su mirada, es como si te estuviera mirando —Jungkook casi saltó de su asiento al escuchar la voz de Jennie detrás de él.


—Hey, no te escuché entrar —dijo guardando el cuaderno.


—Lo sé, te saludé cuando entré y no me miraste, ni siquiera el timbre llamó tu atención. Estabas en la zona —dijo sacándose su chamarra.


—Lo siento. ¿Cómo estuvo la cena? Pensé que llegarías más tarde —ella le avisó que llegaría tarde porque tenía una cena con la familia de su novio.


—Absolutamente aburrida —suspiró—. Apenas crucé unas palabras con mi "novio". Él es tan correcto sabes, tan distinguido y cordial —dijo sentándose sobre el escritorio delante de él.


—¿Y eso no te gusta? —preguntó tratando de entender cómo es que alguien podía estar en una relación por obligación, sobre todo Jennie con lo rebelde que era.


—Eso está bien supongo, pero no es lo que yo necesito —dijo pensativa— ¿Y tú? ¿qué te tiene tan distraído? Ni siquiera pusiste el cartel de abierto.


—¿No lo hice? —ella negó con la cabeza.


—¿Te encuentras en apuros económicos de nuevo? Porque tú sabes que puedo ayudarte con lo que necesites. Tú solo dime cuanto-


—No por favor... — ella ya le había prestado dinero antes. Dinero que aún no terminó de devolver, se sentiría muy apenado si ella le daba dinero de nuevo —. Yo… puedo arreglármelas por mi cuenta esta vez.


—¿Estás seguro? —él asintió—. Tú sabes que lo que necesites puedes decirme.


—Lo sé, gracias, realmente lo aprecio —y lo hacía, ella siempre fue como un ángel con él. Por eso no quería abusar de su generosidad. Él miró sus manos cabizbajo.


—Oye, arriba ese ánimo —ella se bajó del escritorio y se sentó a horcajadas sobre él—. Deberíamos aprovechar el cartel de cerrado, ¿no crees? —dijo quitándose su remera.


En el pasado la vista de ella en ropa interior, lo ponía a mil al instante, pero ahora no le causaba nada. Ella comenzó a acercarse a él y lo besó, movió sus labios sobre los suyos pero él no podía corresponderle.


—Oye estás muy tenso —dijo dejando besos en su cuello.


Jungkook miró al techo pensando en cómo alejarla. Antes no habría dudado ni un segundo en desnudarla y follarla sobre el escritorio. Duro. Como a ella le gustaba, casi rozando lo salvaje. Ahora, ni siquiera podía levantar sus brazos, que colgaban inertes a los lados, para alejarla. Sentía mucha repulsión hacia ella, y su lobo ya estaba gruñendo en su mente, si no la alejaba pronto seguro que se impondría, solo Dios sabía que podría pasar si eso ocurría.


¿Podrías Amarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora