¿El... Fin?

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La oscuridad era quien reinaba en aquella pequeña habitación a la que el peliblanco amante de la ketchup había entrado. Una figura alta y con ropa oscura se encontraba en medio de la habitación.

-Te encontré- Dijo el menor. Su sonrisa no se encontraba en su rostro, al contrario, la seriedad se había apoderado de él.

-Tardaste un poco, hijo mío- Dijo aquella figura.

-Welp, tenía que dar un pequeño recorrido- Dijo con un poco de sarcasmo - Sabes que me gusta recordar mi pasado.-

Gaster le sonrió, dio un par de pasos hacia su hijo mayor, la luz iluminó a alguien más, ese alguien se encontraba abrazado a Gaster. El corazón de Sans dio un gran saltó al ver que se trataba de ___, pero... No entendía por qué abrazaba a su padre si fue él quien la lanzó en aquel portal.

-Mientras dabas un recorrido, me encontré a la señorita ___, y sorprendentemente corrió hacia mi a abrazarme- El mayor sonrió al ver molestia en el rostro de Sans. -No te sientas celoso de tu padre, hijo, es solo que... Soy irresistible- El mayor colocó su mano sobre la cabeza de ___, la joven mantenía los ojos cerrados.

-Tranquilo, no me siento celoso de ti, es solo que es algo raro que ella haya hecho eso- Sans miraba a ___.

-Pero bueno, con esto lo he comprobado, no todo, pero si una parte de mis sospechas... -Gaster chasqueó los dedos, y la entrada de aquella habitación desapareció, encerrándolos en una inmensa oscuridad, segundos después, unos cristales que se encontraban en el techo comenzaron a iluminar dejando la oscuridad en el olvido.

>> Ya puedes abrir los ojos, pequeña

La voz de Gaster era distinta, generaba confianza... Lo cual para Sans, no era buena señal. La joven obedeció y abrió los ojos, al ver a Sans sonrió y echó a correr hacia él, pero un aura purpura la rodeaba impidiendo que pudiera hacer algún movimiento.

-Dije que podías abrir los ojos, no que te apartaras de mi lado- La voz de Gaster volvió a su tono serio de siempre.

Sans permanecía en su lugar, sin moverse un solo centímetro, su mirada pasaba de ___ a Gaster y viceversa.

-Welp, ya es hora ¿No crees?- Dijo Sans. -Comienza a hablar sobre tu plan o lo que tengas en mente-

-Cierto, cierto- Decía mientras atraía hacia él a ___. -Esperaba que ustedes me lo dijeran, pero al parecer tendré que deducirlo todo, ya tengo una parte del rompecabezas... Se que te has enamorado de ___, porque si no fuera así, no te hubieras molestado en buscarla.- Gaster acariciaba gentilmente una mejilla de la joven -Y no trates de mentirme, ya que conoces muy bien en donde está la salida de este lugar.-

Sans se ruborizó un poco, Gaster tenía razón, el joven amante de la ketchup y de las siestas largas se había enamorado de la damisela en peligro que se encontraba en aquella habitación. Él era consiente de aquel sentimiento, y también sabía cuando fue que brotó. Pero no estaba seguro de si ___ sentía lo mismo por él, o al menos no lo estaba hasta hace unos momentos atrás cuando la joven le hacía compañía en la enfermería, en ese momento Sans sintió que su corazón se le saldría por la emoción, pero ese maravilloso y emocionante momento de alegría fue interrumpido por Gaster.

-Sería una pena que tu amada no sintiera lo mismo por ti, ¿no lo crees?- Gaster acercó su rostro al de ___, Sans comenzó a fruncir el ceño. Gaster comenzó a reír al ver la reacción de su hijo.

>> ¿Qué pasa, Sansy? No me atrevería a besarla- Dijo sonriente. -Por otro lado... - Colocándose detrás de la joven, acercó sus manos al torso de ella, acariciándolo lenta y seductivamente. El tacto del mayor ruborizaba las mejillas de la joven.

Mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora