Verdades

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El sol ardía tanto que se podía freír un huevo en la avenida, el trafico no avanzaba y Gaster intentaba mantener la calma, pero le era imposible, ese tipo de situaciones lo sacaban de sus casillas, ademas que, el maravillosos plan que había puesto en marcha para sacarle información a Sans, salió mal, muy mal.

Intentó calmarse poniendo música desde su celular conectándolo al auto estéreo, subió las ventanillas para escuchar mejor y encendió el aire acondicionado. La música invadió por completo el auto, en un volumen estable se podía escuchar la canción "Sweet Dreams". Gaster daba pequeños golpes al volante con sus dedos al ritmo de la música, aquel enojo comenzaba a esfumarse por completo... Pero esa canción fue interrumpida por una llamada entrante.

Gaster suspiró pesadamente, tomó su celular y miró la pantalla, su enojo volvió de pronto, en la pantalla se mostraba un número de celular el cual no estaba registrado pero Gaster lo conocía muy bien, sin pensarlo dos veces, rechazó la llamada y la canción volvió a reproducirse.

-Niña tonta- Dijo mientras pisaba el acelerador al notar que ya avanzaba el trafico.

Mientras tanto, el amante de la ketchup, no podía permanecer tranquilo en su colchón, realmente no le gustaba cuando Gaster se enojaba con él, solo había pasado un par de veces en el pasado, y no podía creer que después de tanto tiempo lo volviera a hacer.

-¿Servirá de algo si me disculpo?- Habló para si mismo, pero la respuesta no llegaba.

Minutos después, se sentó y miró hacia la puerta de su habitación.

-Podría ser un adulto responsable y enfrentar las consecuencias... O ser el yo de siempre y escapar a Grillby's- Supiró, sabía que si le contaba a Grillby lo sucedido, el pelirrojo le daría un muy largo sermón del porqué estuvo mal eso. - Debo enfrentar esto, pero siempre tendré mis atajos por si se pone fea la cosa, heh heh- Sonrió para si mismo y volvió a acostarse.

Tomó su celular y miró la pantalla, tardó unos segundos en marcar un número y realizar una llamada, permaneció en silencio mientras escuchaba esos pitidos que indicaban que la llamada estaba en proceso, su pecho subía y bajaba lentamente. Pero la llamada no fue recibida.

-Vamos, niña... Quiero hablar contigo...- Dijo mientras volvía a realizar otra llamada pero el resultado fue el mismo.

Dejó su celular a un lado, se quitó los lentes y cerró los ojos.

--Realmente eres un idiota, Sans-- pensó, imágenes y escenas de lo ocurrido horas atrás llegaban a su mente, no pudo evitar enojarse con el mismo por esa decisión tan estúpida. Pero... ¿Por qué lo hizo realmente? Podía apagar esas ganas con ___ cuando el quisiera y todo gracias al acuerdo que tienen, -- No fue porque estoy "confundido" ¿o si?-- pensó. No, no era confusión, sabía perfectamente lo que sentía por ___. --Fue porque eres un idiota y punto-- Pensó.

-Sans, despierta- Una voz se escuchaba en la lejanía.

Lentamente abrió los ojos, medio dormido se sentó.

-Ya era hora que despertaras.- aquella voz la escuchaba pero sus ojos cerraron por el brillo que causaba la luz que entraba por la ventana.

-¿Qué hora es?- preguntó el pelo blanco. Buscó su celular pero no lo encontró.

-La hora no importa, hijo- La voz de aquel acompañante le resultaba demasiado familiar a Sans. -En realidad... Ya nada importa- dijo con frialdad.

-¿Qué?- Sans miró a su padre el cual lo observaba con odio, notó que un intenso resplandor púrpura salía de sus ojos, y dos Gaster-blasters se encontraban detrás de él.

Sans intentó escapar usando uno de sus atajos, pero Gaster fue más rápido que él, reteniendolo con mágia.

-Esta vez no escaparas... Durante mucho tiempo he soportado tus tonterías e inmadurez, pero ya es hora- Gaster invocó una gran cantidad de Gaster-blasters. Sans no podía moverse, sus intentos de escape eran inservibles.

Mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora