Los días han pasado, las clases han transcurrido con normalidad. El peliblanco no ha tenido noticia alguna de ___ en los últimos días, pero a su parecer... Está bien eso. Gaster no lo ha llamado a su oficina, las cosas van bien desde que volvió a dar clases. La última discusión con su padre se arregló o al menos eso se han intentado mentir ambos. A Sans no le gusta discutir con Gaster porque no le agrada la idea de que Papyrus se preocupe por ello. Desde hace años que esas discusiones son a "escondidas" del joven amante del spaghetti. Pero lo que Sans no sabe, es que su hermano menor sabe de aquellas discusiones.
La alarma sonó antes, Sans se levantó sin tener sus discusiones internas sobre levantarse o seguir durmiendo. En silencio salió de su habitación y se dirigió a darse una ducha. A lo lejos escucho que alguien tocó la puerta de su habitación seguido de la frase "Sans, ya despierta, hijo". El de baja estatura sonrió para si mismo. Varios minutos pasaron, Sans salió de la ducha con una toalla en la cintura, las gotas de agua resbalaban en su pálido torso. Al llegar a su habitación, un pequeño sobresalto llegó a él al ver que un hombre que vestía de negro se encontraba dentro.
-¿Qué haces aquí?- Preguntó el más bajo.
-¿No has pensado en cambiar tu vestimenta? Siempre te vistes igual, claro, lo único distinto es tu bata de laboratorio- Habló Gaster mientras sostenía la amada sudadera color azul de Sans.
Sin pensarlo dos veces, Sans se lanzó a tomar aquella prenda, miró a Gaster, su ojo izquierdo brillaba con intensidad.
-NO toques mi sudadera...- El resplandor azul era demasiado notorio.
-Tranquilo, no te quitaré tu amada prenda. Pero sería bueno que pasaras de usar tus pantalones deportivos.- Gaster miraba con tranquilidad a Sans. -Deberías hacer un poco de ejercicio también, pareces un osito de peluche- Gaster picó con su dedo índice el estómago de Sans.
El menor no evitó sonrojarse un poco y olvidar por completo lo sucedido hace un momento con su ropa. Apartó la mano de su padre, tomó aire para hablar pero en ese momento apareció Papyrus en la puerta.
-¡Howdy! ya esta listo el desayuno... ¿Pasa algo?- Papyrus no apartaba la vista del par que se encontraba frente a él.
-No, solo le decía a Sans que parece un osito de peluche. Eso es todo.- Gaster sonrió y salió de la habitación. -Sans, vístete y baja a desayunar, no quiero que se te haga tarde... Hoy te llevaré-
-Nyeheh heh, un osito de peluche- Papyrus le sonrió a Sans -No le hagas caso, estas bien así. Gordito y bonito- Dicho eso, el más alto salió de ahí.
Sans se quedó solo en su habitación, con ambas manos tocó su estómago, bajó la mirada y observó por un momento su barriga.
-Nah, este "Osito de peluche" es todo un galán, heh heh heh- En cuestión de segundos comenzó a vestirse.
El peliblanco, mejor conocido como el osito de peluche Skeleton, salió de su habitación, listo para iniciar un nuevo día dando clases, vestido con su típica ropa de siempre, un pantalón deportivo, polera blanca y su amada sudadera azul, claro, su bata de laboratorio. Al llegar a la cocina, observó que Gaster y Papyrus ya estaban desayunando.
-Gracias por esperarme- Sans habló con sarcasmo.
-Tardaste demasiado, así que decidí iniciar sin ti. -Gaster tomó un sorbo de su café.
Papyrus comía en silencio, Sans se sentó y comenzó a desayunar. No había conversación alguna, solo se escuchaban los choques de los cubiertos con los platos.
-Al menos te peinaste, ya es un cambio de tu parte, Sans- Gaster rompió ese tranquilo silencio que los acompañaba.
Sans no contestó, continuó con su desayuno. Minutos después, El de menor tamaño se levantó indicando que ya había terminado. Aclaró su garganta para hablar.
ESTÁS LEYENDO
Mi profesor
Random___ una chica universitaria la cual conoce aun hombre que le hace la vida imposible, le complica las clases y hace cualquier cosas para fastidiarla. ¿De quién se tratará? y ¿En qué problemas se metieran ellos dos?