Conversación

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-Gracias, Grillbs, siempre es bueno venir a verte, me abres los ojos y me das muy buenos consejos- Sans sonreía tontamente a su amigo quien lo intentaba sostener para que no se cayera. -te quiero mucho, eres como mi segundo hermano heh heh.

-Te dije que no bebieras demasiado, no supe en que momento desapareciste de la barra y tomaste uno de tus "atajos" a mi almacén a beber la mayor parte de ketchup que tenía ahí- Grillby caminaba con un Sans ebrio de compañía, pasaba más de la media noche, Grillby tuvo que cerrar antes para poder dejar a su amigo en su hogar, a salvo y lejos del resto de ketchup que sobraba en el almacén.

La noche era tan oscura como el cabello de Mettaton, Grillby frunció el ceño al recordar ese nombre, el nombre perteneciente al sujeto que provocó una depresión en la vida de su amigo Sans, volteó a ver a su acompañante, al ver su cabello blanco, muchos recuerdos de su infancia y adolescencia llegaron a su mente, aun no podía creer que su amistad halla durado tanto, la experiencia que ganaron juntos, las aventuras y travesuras que realizaron, aquel problema que marcaría a su buen amigo... Todo inundó su cabeza.

-Oye... ¿A dónde vamos?- preguntó el peliblanco llamando la atención del pelirojo y logrando despejar su mente de aquellos pensamientos y recuerdos.

-Fue un largo día, iremos a tu casa, haremos una pijamada, comeremos hot dogs, contaras tus malos chistes y dormiremos hasta tarde- Contesto Grillby.

-Heh... ¿Cómo cuando eramos niños?- una sonrisa divertida se dibujó en el rostro de Sans.

-Si... Como cuando eramos niños- contestó sonriente el de lentes.

Los minutos pasaron, el camino a casa de Sans fue muy corto, todo gracias al intento de teletransportación de Sans, aquel intento los dejó a dos calles cerca de su destino. Al llegar a la puerta principal, Grillby buscó la copia de la llave que tenía en su posesión para emergencias, emergencias que trataran sabré un Sans ebrio o herido, pero era más esperado un Sans ebrio .

-Maldición, ¿En dónde está?- Grillby buscaba la llave en todas sus bolsillos, pero al no encontrarla, suspiró con pesadez. De pronto, la puerta fue abierta por un hombre alto de cabello blanco y ojos color azul, quien vestía con una pijama color negro.

-Creí que no llegaría esta noche, gracias por traerlo Grillby y disculpa la molestia- Habló aquel hombre mientras miraba al peliblanco quien se había quedado dormido.

-Sabe que no es una molestia traer a Sans, señor Gaster- Contestó el pelirojo. Con un movimiento de mano, Sans fue rodeado por un aura color púrpura, Gaster elevó un poco a Sans liberando a Grillby del peso que tenía encima.

-Pagaré lo que consumió, no quiero que por culpa de este flojo quiebre tu establecimiento... ¿Gustas pasar a cenar o beber un poco de café, Grillby?- Los ojos de Gaster brillaban con intensidad.

-Si, muchas gracias- El pelirojo cerraba la puerta detrás de él mientras miraba como flotaba su amigo, no era la primera vez que veía esa escena, pero sin importar cuantas veces la viera le seguiría pareciendo fascinante aquel poder que solo la familia Wingding Skeleton poseía, en ocasiones envidiaba aquel poder, él solo podía invocar fuego y controlarlo, incluso cubrirse de el, lo cual era algo genial, pero no sería mala idea lanzar a sus oponentes a una larga distancia sin tener que tocarlos o solo usar ese poder para levantar las pesadas cajas con ingredientes y productos que le llegaban.

-Sabe que no es necesario que me pague, a demás, solo fueron unas botellas de ketchup- dijo Grillby aun estando en la entrada.

-Grillby, sabes lo que pienso de que mi hijo consuma y no pague por ello, a demás, es mi responsabilidad como padre hacerme responsable de los hechos de mis hijos. Así que no discutiré contigo, me darás la cuenta del consumo de Sans, y por favor, que esta vez esté completa, la última vez solo cobraste una cuarta parte de lo que realmente consumió.- Gaster sonrió.

Un leve sonrojo apareció en el rostro de Grillby al escuchar la última oración, Gaster era realmente increíble, no lograba encontrar explicación alguna del como se dio cuenta de la cuenta incompleta.

-Dame un momento, llevaré a Sans a su habitación, después podremos cenar y hablar un poco. Si gustas, puedes ir a la cocina y esperarme ahí- Gaster subió las escaleras seguido de Sans quien aun dormía y flotaba.

Grillby se quedó un momento en el mismo lugar, al no escuchar los pasos de Gaster, decidió dirigirse a la cocina, planeaba preparar algo antes de que Gaster bajara.

A veces no entendía por qué Sans discutía con Gaster, su padre era muy protector con él, claro es un hombre muy estricto pero "es por su bien" o al menos eso es lo que Gaster decía. Grillby entró en la cocina, todo estaba limpio y ordenado, obra de Papyrus, él y Sans son dos polos opuestos, uno es un flojo y despreocupado mientras que el otro tiene tanta energía como para mantener la luz encendida durante toda una noche en una ciudad.

--Sans debería estar agradecido de que su padre sea así, incluso no ha dormido por esperar a que su hijo llegue a casa...-- Pensó el joven de lentes.

En silencio, Grillby buscó un par de tazas para el café, no iba a esperar sentado a que lo atendieran como un rey, al ser un Barman es de esperarse que no se quedará quieto en un lugar esperando. Sacó las tazas, preparó la cafetera con agua y la encendió.

Observó con detenimiento como el café caía dentro del recipiente, la cocina comenzaba a inundarse de ese delicioso aroma a café, ese aroma tan embriagante que a Grillby tanto le gustaba, inhaló profundamente llenando sus pulmones de aquel delicioso aroma.

-Me encanta ese aroma, es de mis favoritos- Una voz se escucho detrás de él, Grillby dio la vuelta encontrándose con Gaster.

-Si, también a mi me gusta mucho el aroma a café-

-Veo que ya preparaste todo, muy bien. Dime, ¿qué te gustaría comer?- La voz de Gaster adoptó un tono alegre y cariñoso-

-Permitame cocinar a mi, no quiero molestarlo- Grillby recogía las mangas de su camisa preparándose para cocinar.

-Jaja, no, eres mi invitado, así que yo cocinaré. Créeme, tendré una gran cantidad de doctorados y maestrías pero si se cocinar, te recuerdo que he sido padre soltero durante años.- Gaster lavaba sus manos para iniciar.

-Si, pero... No tengo hambre, de hecho, me conformo con el café solamente- Grillby desdoblaba sus mangas.

-Bien, entonces será café y galletas y no aceptaré un "No" como respuesta- Dicho eso, Gaster se dirigió a la alacena para sacar una caja de galletas, Grillby tomó una taza para servir el café pero Gaster se la quitó de las manos -Eres mi invitado, así que solo siéntate y deja que te atienda, ¿de acuerdo?-

Grillby solo asintió, obedeció y se sentó en el comedor. Mientras tanto, Gaster colocaba en un plato pequeño las galletas el cual dejó en el comedor, seguido de el par de tazas que contenían el café que minutos atrás caía en dicho recipiente,

-Bien, ya puedes iniciar- Gaster sonrió y dio un sorbo a su café, Gaster lo imitó.

Los segundos pasaban, ambos comían galletas y bebían café en silencio, ese silencio que invadía la cocina como ya era costumbre.

-¿Sans te dijo por qué fue a tu establecimiento?- Gaster habló rompiendo aquel silencio.

-Dijo que quería visitarme después de tanto tiempo- contestó el pelirojo.

-Así que fue por eso, que bien- Gaster tomó una galleta y la mordió.

-Sip- contestó su acompañante.

-¿Sabes? Me alegro mucho de que Sans tenga un amigo como tú, eres como el hermano mayor que no tuvo, lo cuidas y si es necesario lo regañas. Quiero agradecerte por eso, y sabes que puedes contar conmigo y con mi apoyo- Gaster miró su taza.

Grillby no entendía por qué decía eso, claro que cuidaría a Sans, después de todo, él era el único amigo que tenia.

-Grillby, quiero pedirte un favor- El tono de voz de Gaster cambió a un tono serio.



Mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora