VII

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Vayamos lejos, dónde nadie nos encuentre, dónde solo seamos felices sin preocuparnos por el mañana o lo que vendrá después.
— Jiang WanYin

2 semanas atrás

Cálido.

Fue lo primero que sintió esa mañana, estaba muy cálido, su cuerpo estaba rodeado de calidez como cuando A-Jie lo abrazaba o cuando diseñaba planos para construcción –dos conceptos independiente el uno del otro, pero con el mismo resultado en él– un pequeño rayo de sol impactaba contra
su rostro no era molesto, sin embargo debía despertar.

Cuando abrió los ojos no estaba preparado para lo que encontró.

XiChen estaba a su lado, la calidez que sentía eran los brazos de su esposo rodeándolo y su rostro tan perfecto como una estatua de jade estaba cerca, muy cerca de él y no pudo evitar admirarlo. Lan XiChen era perfecto, desde sus finas cejas, naríz respingada y finos labios de color melocotón hasta su barbilla fina y sus mejillas delicadas, sus finas facciones eran hermosas aunque eso no lo hacía menos varonil.

Lentamente subió su mano derecha y cuando estaba a la altura de su mejilla izquierda dudó ¿y si lo atrapaba en el acto?, ¿se enojaría?, ¿se sorprendería?, no tenía ni idea. Sus dudas fueron resueltas cuando una mano más grande envolvió la suya y la llevó a dónde él quería.

– No me molesta tu toque WanYin, puedes hacerlo cuántas veces quieras –

– No quería despertarte – el mayor abrió los ojos y miró directamente al rostro del menor – Buenos días XiChen –

– Buenos días WanYin – dijo sonriente el Alfa.

El menor miró a su alrededor y captó que no estaban en su habitación o la de XiChen, esto ni siquiera era la mansión Lan, miró al mayor y este captó su confusión y sonrió nuevamente: – anoche no quisiste entrar a la casa, dijiste que hacía frío y que nuestro cachorro no quería estar ahí y tú tampoco, estamos en un hotel –

Y entonces recordó, el alejamiento en el jardín, el berrinche en la puerta de la casa, el viaje en auto, el restaurante, la lluvia de meteoros, caminar en la playa y jugar con arena como un cachorro. Diablos, se sentía avergonzado y mucho, había perdido mucha cara por culpa de su traidor Omega, es por eso que no lo dejaba tomar el control.

– Nunca me había divertido tanto –

– Eso no es divertido, perdí mucha cara –

– Fue adorable, te veías más felíz y libre, sería lindo verte así más tiempo –

El mayor miró al menor y acarició su espalda suavemente como lo hacía con su sobrino cuando lloraba o llegaba la hora de dormir, le gustaba esto, le gustaba amanecer así, sin presiones o con rapidez. Sin duda alguna no podía explicar la calidez que se extendía por su cuerpo en ese momento, pero sí quería seguir sintiendo esto, no sabía que era, pero lo descubriría junto a esta hermosa persona que le estaba regalando una familia.

 Sin duda alguna no podía explicar la calidez que se extendía por su cuerpo en ese momento, pero sí quería seguir sintiendo esto, no sabía que era, pero lo descubriría junto a esta hermosa persona que le estaba regalando una familia

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No es para mí (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora