XVI

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El dolor es real y demanda sentirse. Cuándo algo duele es porque fue real y valió tanto la pena que sufres porque sabes que ya no estará.
El dolor te quiebra, luego te hace más fuerte y es ahí cuando sabes que todo valió la pena.
– Jin GuanYao

Estando en el consultorio del doctor Wen, Jiang WanYin descubrió cosas de sí mismo que no pensó jamás tener. Él había descubierto que hablar sobre sí mismo y sus problemas no era tan difícil cuando tenías a alguien que no te presionaba, alguien que te daba la libertad de hablar de lo que quieras y sientas.

Desde que Wen Xu entró a su vida las cosas habían cambiado.

Notaba pequeñas cosas que antes no, podía sentarse a pensar o meditar sin que sus pensamientos intentarán devorarlo hasta el punto de la locura y aunque le costaba trabajo, su recuperación era lenta, pero segura. Las personas lo notaban, el color había vuelto a su piel, sus labios ya no estaban cortados y pálidos y su cuerpo estaba alcanzando su peso ideal e incluso su estado de ánimo era menos variante. Pero ni siquiera toda su recuperación hacía que sus demonios desaparecieran.

Era cierto que avanzaba, que podía controlar sus pensamientos, pero también era cierto que cuando su guardia bajaba y se encontraba solo sus pensamientos negativos se apoderan de él y se deprimía hasta el punto de no querer salir de su cama. La tristeza tomaba posesión de su cuerpo y mente llevándolo a un viaje interno y de reflexión sobre él mismo, un viaje donde reflexionaba sobre sus reacciones ante diferentes situaciones en el pasado.

Era entonces cuando sentía su vientre que los pensamientos negativos se esfumaron como por arte de magia. El recordatorio constate de que él ya no estaba solo, que eran sus bebés, que le daban fuerza y hacían que él quisiera continuar y le daban la fortaleza para no sucumbir ante los demonios de su mente y alma. Sin embargo, había días que eso no era suficiente y sus demonios intentaban consumirlo. Hoy era uno de esos días.

Primero fue ese extraño sueño donde sus padres y hermanos morían, pero no en esta época, más bien en alguna de las épocas que ya nadie recuerda, esas dónde se usaban largas tunicas y las sectas de cultivo (que eran mitos) tenían el control del país, dónde el diario vivir eran las tensiones entre las sectas. Lo peor del sueño era que Jin Ling y el pequeño A-Yuan se quedaban a su cuidado, siendo él un adolescente. Después él extraño cambio de escenario que tuvo, veía a sus sobrinos jugar con dos niños más pequeños que ellos. Niños de quienes no podía ver su rostro y quiénes lo llamaban Baba y se escuchaban emocionados mientras gritaban su nombre y lo llamaban para que jugara con ellos en el precioso lago de lotos en el que ellos estaban. Después de eso se vió a sí mismo muriendo y a esos cuatro niños llorando por él desesperadamente. Y finalmente despertó.

No era la primera vez que soñaba algo como eso, pero sí era la primera vez que se sentía tan real, era la primera vez que sentía el dolor de esos lamentables llantos cómo propios, como si más que un sueño fueran un recuerdo de una vida lejana y distante.

Un pasado que no dejaba de hacerse presente.

Una vida que debía recordar.

Ahora con la tristeza inundando a su lobo (y como consecuencia a él también), el Omega estaba en su lugar seguro, ese pedazo de cielo llamado nido, por los mortales, mientras envolvía su cuerpo en una de las pijamas Lan XiChen (que el mismo alfa había perfumado para que empezara a hacer su nido). Sin embargo, eso no evitaba que el Omega estuviera triste y no quisiera hablar con nadie, y no lo malinterpreten no es que quería preocupar a nadie o llamar la atención de alguien, simplemente eran uno de esos días en que no quería preocuparse por nada ni nadie.

Aún cuando no quería pensar en nada ni nadie... una pregunta saltaba a su cabeza, si él no estuviera esperando los cachorros de Lan XiChen, él ¿habría dejado a Jin GuanYao, por él?

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2022 ⏰

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