Capítulo XIV Confía en mi

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Una semana había pasado desde que Daniela le había enviado un último mensaje a María José, con un simple "tengo una emergencia familiar, mi hermana, Ramón y yo saldremos por una semana, te contacto cuando vuelva" había bastado para que María José pusiera freno de mano a lo que comenzaba sentir y que le había "confesado" a Johan durante el trayecto a su casa después de la cena.

-Deberías hacerte un favor y aceptar que Daniela te gusta-menciona Johan a su amiga quien iba recostada en el asiento de copiloto y ponía una sonrisa idiota cada que se mencionaba el nombre de su novia de alquiler.

-Yo no tengo porque aceptar nada, todo es actuado-las palabras se le atoraban, pero lograba escucharse coherente al hablar.

-Vamos a jugar en lo que llegamos a casa, yo hago una pregunta y tu respondes SI o NO, ¿te parece? –María José asiente- muy bien, primera pregunta ¿te gusta la pizza?

- ¡Siiiiii! - responde emocionada

-Bien, ¿te gustan los hombres?

-No, guacala, fushi, su piel es rasposa, están llenos de pelos por todos lados, les cuelgan cosas que no son lindas-hace una pausa para pensar que más decir, pero es interrumpida por Johan

-Muy bien, muy bien, ya me quedó claro que los hombres no, ahora ¿te gustan las mujeres?

- ¡Siiiiii! Mucho, son lindas, de piel suavecita, labios carnositos y apetecibles, sus espaldas libres de pelos me encantan, son simplemente hermosas-en este punto se encontraba con los ojos cerrados y si no fuera por el juego de Johan ya estaría dormida

- ¿Daniela es guapa?

-Uy, si, muy guapa-comenta hablando muy lento y esbozando una amplia sonrisa

- ¿Qué te gusta de ella?

-Todo, es linda, buena, sus piernas son de infarto, su abdomen letal, su espalda mi perdición, sus ojos el cielo y sus labios el infierno porque no me pertenecen-comienza a hacer pucheros- ¿Por qué tuvo que existir ese estúpido contrato?

-Porque era lo que necesitabas, ¿lo recuerdas? Estabas desesperada.

- ¿y no podías habérmela presentado y ya? Llevas todo un año hablando de la cafetería y tu barista favorita y ¿solo se te ocurrió presentármela hasta que estaba urgida de una novia?

-Vamos, te ayudo a bajar del auto-llegaron a su edificio y se dirigían al ascensor que los llevaría hasta su piso- ¿y cómo querías que te la presentara si nunca salías con Paula y conmigo cada que te invitábamos?

-Además, una cosa es que yo me sienta así y otra que ella me corresponda-comenzó a entristecerse y abrazó fuertemente a su amigo-tú me conoces, sabes que no se me dan esas cosas de salir en citas y conocer chicas.

-Servida señorita-menciona al abrir la puerta del departamento de María José- si yo fuera tu lucharía por ella, porque se diera cuenta de que para ti no es actuación y que sientes tu mundo girar cada que te mira, te sonríe, te toma de la mano, te toca o te besa. No pierdes nada y podrías ganar todo.

El sonido de un nuevo mensaje sacó de su ensoñación a María José, era cerca de media noche por lo que se le hizo extraño y decidió mirar de inmediato su teléfono. Su sorpresa fue que era un mensaje de audio por parte de Daniela donde le decía que mañana volvía a la ciudad y que la invitaba a las seis de la tarde a cenar y hablar sobre el contrato.

Eran seis de la tarde en punto, tanto Johan como María José se encontraban entrando al departamento de las hermanas Soto, ambas los habían citado para cenar y hablar con ellos. Mientras el par de novios se saludaban efusivamente después de una larga semana sin haber tenido contacto alguno, las chicas solo se saludaron con un beso en la mejilla y María José fue atacada por Ramón buscando su atención y pidiendo ser cargado por la chica de mirada verdosa.

Novia de alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora