Min Yoongi: Reacciones [Pedidos Cerrados]

#11 Yoongi

Advertencia: No aparecen las niñas ya que en esta sección (# Yoongi) él también puede interactuar con más personas.

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– Yo conozco tu trabajo, Yoongi. Sé que tus fans lo amarán y que lo vas a hacer excelente.

Un productor de cine se había contactado con Yoongi para proponerle que hiciera la banda sonora de una película. Eso había sido algo que él había deseado por mucho tiempo, y el director era uno de los favoritos de Yoongi.

Se habían citado en una cafetería y aunque Yoon estaba convencido para hacer el trabajo, se le bajaba el ánimo de solo escuchar al productor frente a él hablar. Era un tipo muy arrogante y tal vez el hecho de que fuera exitoso, rico y que trabajara en el mundo del entretenimiento podría ser la razón; pero Yoongi no era así a pesar de haber sido una estrella mundial desde joven.

Lo que más le molestaba a Yoon era el trato del tipo hacia a los que consideraba inferiores, como a los meseros.

– Aquí está su café – dijo la mesera dirigiéndose a Yoongi y luego le extendió la taza de té al señor frente a él.

– ¿Qué tanto demora el resto que ordenamos? – preguntó el tipo.

– Uhm... en cinco minutos ya debe estar.

– Por favor que sea rápido. No sé si su tiempo es valioso pero el mío sí.

– Bueno, señor. Con permiso.

La chica se había ido y Yoongi cada vez se frustraba más por la actitud del señor.

– ¿Puedes creer que demoren tanto?

– No ha sido tanto, la verdad – respondió Yoon sin ánimo.

– A mí me parece eterno. Tengo cosas que hacer.

– No hubiera pedido nada entonces – comentó frustrado – ¿Qué cree que le va a tocar hacer cuando venga la comida? Tendrá que comer y va a demorar más.

El señor solo atinó a reír, creyendo que Yoongi bromeaba.

La comida había llegado y el señor por supuesto, reclamó por el sándwich que había ordenado.

– Niña, le había dicho que no quería tomate ni cebolla, que le pusiera unos pepinillos de más y también le dije que quería queso americano.

La verdad estaba casi como lo había ordenado, a excepción del queso. Eso era todo, y no había gran diferencia entre el queso que le pusieron.

– Llévese esto y tráigame lo que ordené... y un café helado.

– Sí, señor. Disculpe.

Eso no fue todo.

Cuando la chica regresó, accidentalmente regó el café sobre el pantalón del tipo y este, furioso, tuvo que ir al baño a secarse mientras ella limpiaba lo que había regado. Pero claro, el hombre advirtió que no pagaría la comida que había traído y que ya no quería nada en lo que Yoon seguía comiendo tranquilo de su plato.

Yoongi la miró hacer su trabajo a la mesera, sintiendo lástima e ira. ¿Cómo había gente tan despreciable como ese hombre que tratara a la gente de esa manera?

– Oye – susurró Yoongi, llamando la atención de la chica que limpiaba – Yo voy a pagar lo que él pidió.

– ¿En serio? Gracias – respondió levantándose y haciendo una pequeña reverencia.

– Y te voy a dar una buena propina por tirarle el café en el pantalón.

Eso hizo que la mujer tímidamente riera.

– ¿Es tu primer día?

– Mi primera semana.

– Ya veo... ¿cómo te llamas?

– Seungmi.

– Seungmi, ¿quisieras salir conmigo uno de estos días?

– Uhm... ok.

La chica tenía todas las intenciones de darle su número pero justo llegó el tipo que había llegado con Yoongi, así que ella se fue a continuar con su trabajo.

– ¿Sabes? Ya me quiero ir de aquí. Voy a comer en otra parte. Llama a la niña esa para que venga a cobrar.

La mesera se había llevado todo lo de mesa y dejó la cuenta, Yoongi entonces puso su tarjeta de crédito y una propina y pronto la chica regresó para retirarlo y cobrar.

– ¿Y qué piensas del proyecto? – preguntó el productor – ¿Lo vas a hacer?

– Mm... no.

–¿No? – preguntó confundido y algo asombrado por lo cortante y directa que había sido la respuesta.

– ¿Por qué no?

– Estoy algo ocupado ahora. Tal vez en otro momento.

La chica había regresado y Yoon vio que además de su tarjeta, también dejó un papel con su número de teléfono.

– ¿Estás seguro? ¿Entonces vine a perder el tiempo?

– Como quiera verlo. Bueno, yo me voy. Usted dijo que tenía cosas que hacer así que no lo distraigo más. Tenga un buen día.

Y sin más salió de la cafetería. A él no le gustaba trabajar con gente tóxica y si tenía que ver a ese hombre más de una vez, prefería entonces no comprometerse. Ya había conocido a muchos así en su vida; pero no todo fue malo, ya que al menos sí salió comprometido con algo.

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