importa quién soy?
mi pasado?
mis armas?
mis fetiches?
mi carácter?
mi dinero?
o porqué...
porqué te enamorarías de mí?
de alguien como yo
Un narcotraficante... Un mujeriego... Un orgulloso y terco mexicano...
¿O qué?
¿Eres consiente del riesgo de...
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— para Mex— Pidió Argentina alejando al mexicano — despacio~
— no soy muy fan de lo lento Arge
— pues si vos me quieres, tienes que dejarme pensarlo
México frunció el cejo con disgusto — no he tenido una relación seria durante mucho tiempo Arge, dudo demasiado soportar ir lento contigo
— jejeje, mejor vamos a tú corrida
— … — Mex no dijo nada y regreso al asiento de enfrente, realmente estaba muy acostumbrado a que cualquiera cediera a él fácilmente.
El resto del camino no cruzaron palabras, lo cual puso intrigado al argentino, que miraba constantemente por el retrovisor al mayor que no parecía muy contento; aquella actitud ahora tan cortante le desagradó, Mex era demasiado orgulloso y se enfadaba cuando algo no ocurría como quería.
— sabes... Me enamoré de ti desde el primer momento que te ví... — dijo sentándose en el asiento detrás del conductor, paso sus manos por los hombros del mayor y lo abrazo— recuerdo muy bien que vestías como campesino y tenías una linda sonrisa amigable.
— ... Admito que cambie demasiado...— dijo con tristeza casi llegando a su destino
— … sí... Continuabas siendo amigable, pero ya no hablabas de tu vida privada y dejaste de ir a nuestras fiestas...
— el narcotráfico no es muy seguro que digamos Argie, no sé cómo sea en sudamérica... Pero en mi país el narcotráfico es enemigo de la política.
Ser representación de un país implica ser también la representación de los problemas del mismo y de no serlo, lo más conveniente para las autoridades es aparentar que el gobierno está del lado de la representación.
Pero la realidad es diferente, solo venimos a reuniones como una obligación para seguir siendo un poco útiles y nuestras autoridades se apiadan de nosotros para darnos una mini ayudita.
En casos como el mío, estoy del lado enemigo de mi propio gobierno; simplemente mantengo este relativo balance.
Nunca estaré libre ni seguro, porque si alguno de los dos bandos dejo, seguramente el otro me va a atacar.
No puedo dejar de ser narcotráficante pero tampoco puedo dejar de ser juguete del gobierno.
No estoy libre.
Lo único que me queda es disimular en todo lugar, Argentina no disimula... Solamente se adapta a su realidad y trata de sobre llevarlo. Algo que yo no hice por querer tener una mejor vida de golpe.
Quería vivir a lo grande... Y lo logré.
Ensuciando mis manos con ayuda de Norte que me ayuda a liberar la maldad en mí.
