𝕱𝖎𝖓

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El silencio abundaba en la habitación, pero el argentino mantenía su respiración lenta aunque aguitada.

- tenés que controlarte...- murmuró para si mismo- M-Mex vendrá por mí... Estoy seguro... Vendrá a buscarme

¿Porque todo era tan oscuro?
Cerraba y abría los ojos pero nada cambiaba, ni siquiera ruido.
Hasta que finalmente escuchó un disparo que lo hizo brincar del susto y soltar un chillido.

Había escuchado algunos disparos cuando vivió con Mex, pero aquéllos no le dieron tanto miedo como ese que acababa de escuchar.

Finalmente una puerta se abrió y aquél eurosaiatico prendió la luz, cerró los ojos cegado por el deslumbramiento.

- jejeje, que lindo eres... ¿Dormiste bien?

- DÉJAME!!!

- oh~ Argentina... Y desaprovechar la oportunidad de hacer mío a una belleza como tú, jejeje... no~ te haré mío... Jeje y haré que México vuelva.

- ¿Q-qué?

- desde que apareciste en la vida de Méx y lo enamoraste, México cambio completamente, está fallando en muchas cosas y su contacto con demás mafiosos bajo, si logró no solo hacerte mío... Haré que se pudra.

- nunca podrás pelotudo, Mex es más fuerte y valiente que tú.

- jajaja no entiendes. La gente como yo no atacamos el cuerpo como Mex... Atacamos el corazón...

- ... Méxi...
Bajó la mirada con miedo y tristeza...
- él... Vendrá por mí... Me ama, y no me dejará solo, mucho menos en tús redes.

Rusia rodó los ojos y con una media sonrisa comenzó a desvestirse.

Fue cuando Argentina cayó en cuenta del estado en qué se encontraba, sus muñecas atadas a la cabecera de la cama.
Una tela de satín delgada cubriéndolo de las pantorrillas hasta sus hombros.

Tragó saliva en seco y cerró los ojos tratando de imaginarse que estaba México aproximándose a él con su sonrisa ladina que sin dobles intensiones lo encantaba.
Sus ojos marrones facinantes, la fisonomía de su cuerpo y obviamente sus brazos que lo abrazaban.

Respiró profundo y dejó que sus lágrimas pasearan por todo su rostro.

- *snif* Méxi ...

Uno se sus estados miraba el atardecer

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Uno se sus estados miraba el atardecer.
Guardaba un completo silencio mientras esperaba a su padre.
Él era otro simple de sus estados... el más pequeño... el más ignorado por su hermanos...

- Tlaxcala?- murmuró México acercándose

- jefe... ¿Cómo lo ayudo?

- ¿q-qué?

- vamos pa', te conozco, buscaras a Argentina sin importar que... ya conseguí un helicóptero, podemos llegar pronto a la mansión de Rusia en USA.

-¿En serio me vas a ayudar?

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