Que te guste alguien que no capta tus indirectas, puede complicarte un poco las cosas.
Ya que te quedas pensado: ¿Ahora cómo le digo que me gusta, sin decírselo directamente?
Bueno...Venezuela se queda pensando en: ¿Ahora cómo coño hago pa' que este turco me pare bola?
En fin, justo ahora nos encontramos finalizando una de las reuniones de la ONU. Sí, lo se, es algo cliché, pero me vale verga.
Aunque, el árabe parecía intentar pasar desapercibido ante todo el mundo, dirigiéndose lejos de allí entre los pasillos. Obviamente el venezolano se dio cuenta y lo siguió.
Venezuela: ¡Siria!
El de estrellas verdes se sobresalto un poco al escuchar la voz del latino. No se dio cuenta de que lo estaba persiguiendo.
Sin siquiera mirarlo, se echó a correr para salir de ese lugar.
Venezuela: ¡No, ya va! ¡No corra!
Empezó a seguirlo antes de que lo perdiera de vista. Y como era de esperarse, entre tantos pasillos el sirio ya no supo por donde ir.
No teniendo más opción que parar.
Siria: Maldito laberinto...
A los segundo llegó Venezuela, apoyando sus manos en sus rodillas mientras recuperaba aire.
Venezuela: Verga marico...pa' ser enano...corre esmacheta'o.
Siria: ¿Qué quieres, Venezuela?
El de ocho estrellas se reincorporó. Poniéndose en: modo indignación.
Venezuela: ¿Cómo que qué? Hace más de un mes que no se na'a de usted, y hoy cuando lo saludé me ignoró así a lo arrecho pues.
Siria: No he tenido tiempo para tener vida social, es todo...
Venezuela se quedó analizando a Siria por unos segundos. Y luego habló.
Venezuela: ¿Ha estado bien? Es que, no se...lo veo un poco decaído.
Siria: No me pasa nada.
Venezuela: ¿No será por lo que dijo Irak en la junta?
El árabe se tenso un poco. Recordando perfectamente lo que su hermano había dicho.
«¿Por qué debería preocuparme por el? Si ya no lo considero como un hermano. Es una desgracia»
Aunque odiara admitirlo, en parte si le habían afectado esas palabras.
Siria: No...no tiene nada que ver con lo que dijo Irak...
Venezuela: No le creo nada, pero vamos a fingir que sí.
Siria: De igual forma, mis problemas no son de tu incumbencia.
Soltó, ya medio fastidiado.
Venezuela: Ya pues. Pero si le voy a decir una cosa.
Siria: ¿Ahora qué?
Venezuela: Mire, chamo. No le pare bola a lo que su hermano diga de usted y mandelo a comer mierda, porque si ese bicho tiene los huevos para decir que uste' es una desgracia...entonces lo que está es meando fuera del perol...porque de desgracia no tiene es nada. Así que no se de mala vida por eso ¿Si?
Siria se sorprendió ante las palabras de Venezuela, no se esperaba que él, quien está enamorado del Iraki (o al menos eso era lo que creía), le dijera todo eso.
Venezuela: Ahora vamonos de está vaina y le brindo un helado pa' que se le suba el ánimo, ¿Si va?
Siria: ...Está bien.
Y dicho eso, ambos se fueron de allí.
Con el sirio sintiéndose mejor de lo que estaba, gracias al venezolano.