xii. promise rings
• Inspirado en we fell in love in october de girl in red.
pair: yuzuhina [yuzuha shiba x hinata tachibana]
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Las grisáceas nubes dan aviso a la intensa lluvia que mojará la ciudad, Hinata insulta su torpeza por haber olvidado traer un paraguas, pero no detiene su andar. Sube las escaleras sin apuro realmente, hasta llegar al techo del establecimiento. Suspira al distinguir la bruma monótona y el olor a tabaco barato. Se acerca con rapidez hacia la menuda figura de cabellera chocolate y piel pálida, y le arrebata el cigarrillo nauseabundo antes de que expulse una necesaria bocanada de dióxido de carbono.
—Yuzuha, esta cosa va a matarte y lo sabes—regaña la de cabellera salmón con el ceño levemente fruncido.
—Me atrapaste—sonríe Yuzuha, levantando ambas manos en señal de rendición.
Hinata bufa al observar la reacción ajena y se recuesta a su lado, no le importa ensuciarse o que los cielos comiencen a llorar siempre y cuando esté con Yuzuha. Parpadea, contemplando la ansiedad acumulada en las acciones de la Shiba y su clara necesidad de mantener sus manos ocupadas en algo. La culpabilidad invade secretamente a Hina, por lo que, las sujeta, jugando suavemente con sus dedos.
—¿Qué piensan tus padres que estás haciendo?—pregunta Yuzuha con agujas en su lengua, a sabiendas de que conoce perfectamente la respuesta. Hinata se tensa a su lado, parando las tiernas caricias en su palma.
—En una salida de compras con Emma.
Yuzuha tararea un tanto sorprendida por la rotura de rutina que significaba esconderse en los balcones ajenos. No estaba acostumbrada a utilizar a Emma como una excusa, solía ser Takemichi o Chifuyu, ella ni siquiera era consciente de la línea roja que cruzaban ambas chicas.
—Deberíamos hacer eso también, ya sabes, una salida de chicas en un shopping—comenta con una sonrisa socarrona, Hina se ríe livianamente.
—Supongo, pero nada de comprar cadenas para la ropa, ¿qué intentas inventar?—Se burla Tachibana, consiguiendo que sus orejas se coloreen de rojo carmín.
—¡Hey! Son muy bonitas—Se queja, entrecruzando sus brazos con falsa molestia. Le gustaba esos nimios momentos, donde abundaba el oxígeno y el sol (inexistente) brillaba en sus ojos.
Hinata continúa riendo, reanudando su trabajo en brindar caricias en los ásperos dedos de Yuzuha. Entonces, como si la amenidad del ambiente tuviese tiempo límite, la joven con una marca de belleza en su mentón vuelve a tocar el elefante en la conversación.
—¿Qué piensa él que estás haciendo?
Sus músculos se contraen y se encoge con una culpabilidad agonizante, quizás no debió preguntar primero, indagar en los pretextos incrédulos de Hinata, porque siquiera imaginar en las consecuencias de su imprudente accionar, sólo provoca que sus pulmones supliquen por una distracción, un cigarrillo más que consuma su vida.
—Haciendo las compras mensuales—murmura sutilmente, dirigiendo su mirar hacia el rostro de Hina.
Tachibana tararea y la observa con suavidad, apreciando la belleza frágil de su (¿conocida, amiga, socia, novia?) algo. Deja flotar sus pensamientos y se permite imaginar una realidad sin tiempo, donde el rosa predomine y las nubes no existan.
—A veces, ¿no piensas en lo fácil que sería escapar?—interroga con inocencia, abriendo una puerta hacia los secretos recónditos en su alma—. Sólo subirnos a un avión e irnos.
—¿A dónde quisieras ir?—Yuzuha mira el interés desastroso en la dulzura escondida en aquellos iris.
—No lo sé. Lejos, tan lejos que nadie ni nada nos conozca—dice con emoción, visualizando en su ser el lugar perfecto—. Donde podamos ser completamente libres, libres de amarnos y de hacer lo que queramos.
Shiba escucha el sueño idealista de Hinata, el infantilismo rozando su piel, la típica visión rosa que hizo que se enamorase perdidamente de ella. Y suspira, permitiéndose soñar, porque es consciente de que no puede dejar a Hakkai por su cuenta, que Taiju va a romperlo y será su culpa. Pero, allí con Hina a su lado, contándole un futuro sin pasado donde sean enteramente felices, siente que puede hacer lo que sea.
—Suena como un buen plan—opina Yuzuha, sonriendo entrañable.
Entonces, Hina estalla en una sonrisa aún más brillante que la anterior y desliza sus manos hacia los bolsillos de su chaqueta. Saca un pequeño cofre escarlata y lo abre, descubriendo la joya que se escondía allí. Ella retira el primer anillo y lo coloca delicadamente en el meñique derecho de la Shiba.
—Mira, tiene un signo del infinito—musita la joven de cabellera rosácea con las mejillas sonrosadas. Retira el segundo anillo y lo pone en el mismo dedo que Yuzuha.
—¿Qué es esto?—pregunta entumecida, viéndose incapaz de desviar la mirada de aquella hermosura material. Agradecía encontrarse en el suelo, no quería pensar en el ridículo temblor que hubieran mostrado sus piernas.
—Vamos a hacer una promesa con estos anillos—explica, entrelazando los meñiques. Yuzuha parpadea con sorpresa, esperando impaciente que la otra siga—. Nos iremos de aquí en unos años y seremos libres. Viviremos en un sitio donde nadie nos diga qué debemos hacer o a quién debemos amar. Un lugar donde seamos nosotras mismas. Nos iremos juntas. Lo prometo.
La joven de cabellera castaña con ceniza tóxica en los labios la ve con asombro. No hay titubeo en su hablar ni señal de nerviosismo. No hay nada más que pura seguridad. Yuzuha se estremece ante la idea de una utopía soñada y la sensación de esperanza arañando sus paredes torácicas. De pronto, se pierde en el sol resguardado en los ojos rosáceos de Hinata y una gélida gota de lluvia cae en su nariz. La situación se vuelve cómica a su parecer y no puede evitar la jovialidad burbujeando en su estómago.
Y allí, con arcoíris brillantes en sus pensamientos, Yuzuha inhala la felicidad y responde:
—Lo prometo.
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flufftober | tr shipps
Fanfiction31 días de drabbles/one shots de los distintos shipps de Tokyo Revengers. • Participando en el flufftober 2021 de la página de Facebook "Es de Fanfics". •Disclaimer: Tokyo Revengers no me pertenece, créditos a Ken Wakui.