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xx. tulips | pahyumi

xx. tulips

pair: pahyumi [haruki hayashida x mori yumi]

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Pah-chin no conoce la soledad, hasta que los colores mueren tras las rejas y sus sentimientos vacían su cuerpo sin explicación; los pensamientos nublosos se impregnan en su cerebro y el frío le congela los huesos; es reconocido como Haruki Hayashida y no, Pah-chin.

Haruki Hayashida es un perdedor y un cobarde, que no conoce la libertad y extravía personas importantes como si fuesen monedas. Es él, quien se llena de rabia y clava la navaja en una persona, sin pensar en las consecuencias, ni escuchar las advertencias, ni siquiera en reconsiderar que puede llegar a perder su humanidad en un simple acto.

Pah-chin no existe en Juvie, lugar donde los adolescentes no reconocen los sueños, pero sí las pesadillas. El tiempo de Pah-chin, su tiempo, se ha detenido en el momento en que decidió apuñalar a Osanai.

Y lo sabe, porque aunque es un idiota–como diría Peh–, puede sentir el margen de error social en su acción. No puede cambiar el pasado, tampoco cree que tendrías las agallas para cambiarlo. No hay arrepentimiento a fin de cuentas, sino pura tristeza de extrañar su todo.

Extraña la casa de Peh-yan, que es ruidosa y tiene ese aire hogareño que tanto anhela, con ventanas reflejando a personas reales y no perfectas ilusiones. Extraña su motocicleta, el viento chocando su cara, susurrándole las maravillas de la vida. Y extraña a Toman, el dualismo esclarecedor de Mikey, la confianza irrompible de Draken, la amabilidad suave de Mitsuya, la pasión contagiosa de Baji, (la risa genuina de Kazutora) la extravagancia de Peh.

Sin Pehyan ni Toman, Pah-chin sólo posee su pensar como única amiga (y enemiga). Porque no hay nada más que excavar si no es él mismo.

La rutina deteriorada lo consume vertiginosamente; las cucarachas recibiéndolo cada mañana (en algún punto ha dejado de gritar por ellas), las paredes grisáceas asfixiando sus emociones y la puerta de hierro riéndose de su monotonía; los colores han dejado de existir para él, sólo hay claridad o ausencia de luz, ni más, ni menos; los gritos llegan a sus oídos cada noche, la brutalidad de un sistema impredecible y unos hambrientos jóvenes.

Lo único que lo mantiene sanamente cuerdo son las cartas mal escritas de Ryohei. Su gramática realmente apesta y hay algunas palabras ilegibles, que se entretiene tratando de adivinar. Él le cuenta los hechos ocurridos del exterior, de un mundo que se siente tan lejos.

A veces se pregunta por el mundo con colores que abandonó. ¿Qué se sentirá volver a mirar algo que no sea gris? Incluso las esperanzadoras cartas poseen tinta negruzca y fondo níveo.

Entonces, sucede. Él está sumido en tristeza y anhelo, cuando el ramo de flores brilla en el lugar lúgubre. No sabe qué tipo son, pero se queda ensimismado con la delicadeza doblada y la calidez viva en cada tallo.

Toca la flor naranja y la sensación de un atardecer jovial danza en su mente, el sol en sus ojos y el inicio del anochecer.

Posa su vista en la planta blanquecina, el recuerdo pacífico de estar recostado en la playa y jugar a descifrar figuras en las nubes, late en sus memorias.

Sujeta la planta azul por el tallo, divagando en la imaginación del océano transparente y la eternidad del cielo.

Y por último, acaricia la tierna flor con pétalos rojizos. El pensamiento se introduce antes de siquiera pensarlo: unas mejillas redondas con un adorable carmín.

Es Mori Yumi, con los pies sepultados en arena, el sonido leal del mar, el atardecer iluminando su lindo rostro, la paz refulgida en sus ojos y los pómulos rojizos colmados de amor.

(—Te amo, Pahchin—confiesa suavemente, sin esperar una respuesta.)

Mira los colores magníficos del mundo exterior en un pequeño y una sonrisa genuina brota de sus labios.

Y Pah-chin será un idiota que piensa con el corazón y no con la cabeza, pero ha logrado comprender perfectamente el significado oculto en cada flor.

(—También te amo.)

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significados:

tulipán naranja: felicidad y buena energía

tulipán blanco: pureza y paz

tulipán azul: paz, tranquilidad y lealtad

tulipán rojo: pasión y amor intenso