ii. hand holding | takehina

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ii. hand holding

pair: takehina [Hanagaki Takemichi x Tachibana Hinata]

Las luces estaban apagadas, la fresca brisa del aire acondicionado los había obligado a taparse con las mantas y los pochoclos dulces terminaron entre ambos cuerpos. Takemichi podía sentir la inquietud impaciente cosquillear en su garganta y trataba de controlar el notorio temblor de sus manos. Joder, se había preparado para esto; maratones sin cesar con Chifuyu y Hakkai habían agotado sus glándulas lagrimales y cuerdas vocales. Debía haberse vuelto a inmune a las películas de terror.

No lo hizo.

Lo supo en los primeros minutos, era la introducción, ni siquiera habían comenzado los jumpscare. Pero aquí estaba, con el corazón colmado de angustia prematura, esperando el momento exacto para llorar. Realmente no ansiaba hacerlo, no se encontraba con los muchachos–quienes sólo se burlarían o llorarían junto a él–, estaba con Hina.

Hina, su novia, que ama ver películas de terror a las tres de la mañana y contar anécdotas terroríficas en cada cita. A Hanagaki nunca le ha molestado, ella se ve linda intentando ambientar la historia con sus manos y la linterna con poca batería alumbrando su cara. Claro que, Hinata nunca lo había invitado a una de sus noche de cine. Por lo general, solía tenerlas con Yuzuha o Emma, y por extensión, Naoto. Nunca él, nunca el miedoso por naturaleza, Takemichi Hanagaki.

Así que se sorprendió al recibir la invitación, casi pensó en rechazar, porque él mismo jamás había logrado sobrevivir a una pelicula entera de terror sin lloriqueos de por medio. Pero, Hinata se veía entusiasmada con sus ojos chispeantes y una sonrisa de sol. Aceptó e inmediatamente se arrepintió.

Llevaban treinta y cinco minutos viendo y Hanagaki había sobrevivido con pura suerte a dos sobresaltos; en una su celular se había caído y en la otra había ido lentamente a traer mantequilla de maní. Ya no tenía más excusas para interrumpir, por lo que se quedó contemplando la pantalla con clara concentración, mientras intentaba imaginar escenarios felices con unicornios de color pastel.

Sucedió demasiado rápido y sin advertencia, en un momento veían a un personaje alegre hablando por teléfono y al siguiente, había aparecido una horrorosa criatura tragándolo. Takemichi gritó, olvidando dónde y con quién estaba, completamente aterrorizado por lo sucedido. Se tapó vertiginosamente el rostro con las mantas, tirando a su paso el pote de palomitas y comenzando a decir mentalmente las oraciones religiosas que había escuchado predicar al hermano de Hakkai.

—¿Takemichi?—preguntó una dulce voz con sorpresa en su tono, pero Takemichi no se descubrió, estaba atemorizado y avergonzado por estarlo. Hina ni siquiera había hecho ruido desde que empezó la película—. ¿Estás asustado?

Él no contestó y ella tomó su silencio como una afirmación. Con delicadeza innata, Tachibana agarró la frazada y miró el lloroso estado de su novio. Reprimió un suspiro, comprendiendo la situación con rapidez.

—¿Puedes tomar mi mano?—interrogó Hina, con una mueca avergonzada y un rubor encendido—. Yo también estoy asustada.

Ella no lo estaba en absoluto, casi hubiese reído de los malos efectos especiales, pero Takemichi había aceptado esto por ella y debía estar muriendo de vergüenza por lo acontecido. El chico de cabellera revoltosa parpadeó y asintió lentamente, destapándose un poco y agarrando la suave mano de su novia.

Ella sonrió tenuemente con los pómulos sonrosados y los ojos brillantes:—Ahora nos protegeremos mutuamente, ¿sí?

flufftober | tr shippsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora