xvi. bedsharing | drakemicchikey

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xvi. bedsharing

pair: drakemicchikey [ken ryuuguji x takemichi hanagaki x manjiro sano]

Takemichi percibe la vergüenza esparcirse en sus mejillas al notar la distancia que lo separaba de las estrellas. El mentón de Draken reposaba en su cabellera revoltosa y Mikey se acurrucaba inocentemente en su regazo, sus extremidades eran hilos enredados debajo de las sabanas y el calor corporal acariciaba sutilmente su soledad. Aún así, el nerviosismo permanecía latente, la espontaneidad de la situación lo había tomado con la guardia baja y no estaba preparado adecuadamente. Esa noche no lograría conciliar el sueño en absoluto.

Casi quería preguntar qué hacían ahí, por qué no estaban en la comodidad de sus hogares en lugar de su nada espaciosa cama, o el porqué se habían negado a descansar en futones diferentes (separados). Estaba acostumbrado a las visitas sorpresivas, compartir almuerzos cocinados o cenas compradas, hasta ver películas desparramados en la sala de estar. También habían tenido pijamadas amistosas, pero jamás así; donde el universo yacía a unos centímetros y el sol quemaba su piel, donde podía observar la belleza sublime en el rostro de Manjiro y tocar la esencia cálida de Ken.

—¿Por qué están aquí?—cuestiona en un susurro, cuando piensa que ambos han caído en los brazos de Morfeo y él es el único con insomnio justificado.

Entonces, los grandes ojos negruzcos de Mikey brillan sorpresivamente en la oscuridad y Draken suelta un minúsculo suspiro. Takemichi se tensa ante sus reacciones y maldice internamente su inconsciencia.

—Sabes, Takemitchy—empieza el joven con mechones rubios ceniza, dirigiendo su vista hacia el sombrío techo—. Cuando era pequeño y no podía dormir, Shinichiro me abrazaba suavemente y me contaba historias. Así que voy a contarte una para que puedas dormir. A menos, que Kenchin quiera contarnos una.

—No, gracias—refunfuña levemente, obsequiándole una diminuta carcajada al Sano.

—Bien, lo haré yo—dice Manjiro, mientras Hanagaki se acurruca con inconsciencia en el tórax de Draken, esperando tiernamente la historia—. Cuenta la leyenda que hace muchos años, una mujer tenía la importante misión de proteger a todos los habitantes de la Tierra, de todos los males del mundo. Para hacerlo, a la noche, ella se inclinaba sobre las camas de los niños y comenzaba a tejer una telaraña.

El diminuto joven con cabellos ceniza eleva sus dedos y empieza a moverlos, pretendiendo tejer invisibles telarañas. Takemichi lo mira con asombro, mientras que Draken ahoga una risa al contemplar el infantilismo ajeno.

—Esta telaraña era especial, porque atrapaba entre sus hilos todos los males que habitaban en la Tierra—explica Mikey con los ojos entrecerrados suavemente—, hasta el amanecer. En ese momento, éstos se desvanecían por completo.

Hanagaki cierra sus ojos, enfocándose en la suave voz de Mikey, intentando recrear en su mente el escenario contado.

—Cuando la gente comenzó a aumentar, la mujer ya no podía cuidarlos a todos—continúa el narrador ya con somnolencia en su voz—. Por lo que, los mayores comenzaron a tejer estas redes mágicas que pudiesen atrapar los sueños malos de los niños. Éstos se enredaban y desaparecían con el sol. Mientras que, los buenos sueños se filtraban y llegaban a ellos.

—Estas telarañas se llamaban atrapasueños—informa Draken, a sabiendas del tono cansado del Sano. Éste asiente y acaricia con sus pulgares las notorias ojeras de Takemichi, producto de noches en vela o pesadillas monstruosas.

—No te preocupes, Takemitchy. Nosotros protegeremos tus sueños—susurra Mikey, soltando un bostezo, y abraza silenciosamente al dueño de casa. Draken resopla, acariciando la cabellera desordenada de Manjiro y envolviendo con sus largos brazos a ambos chicos—. Seremos tu atrapasueños.

Hanagaki suspira complacido, olvidando por completo el nerviosismo anterior. Y se duerme con el cariño apacible de estrellas personificadas protegiendo sus sueños.

flufftober | tr shippsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora