iv. indirect kiss | dramitsu

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iv. indirect kiss

pair: dramitsu [ken ryuuguji x takashi mitsuya]

A Mitsuya le disgusta el invierno, porque el frío es sinónimo de noches de llanto silencioso e insomnio desalmado, pulgares magullados por agujas descuidadas e insuficientes abrazos de oso esperando compensar la calidez esperada. Takashi odia el invierno, porque es cuando más padece la parte oscura de vivir, reencuentra la preocupación afligida de temer que sus hermanas mueran de frío o que su dedicación voraz sea incapaz de mantener la estabilidad de su familia.

Mitsuya Takashi aborrece el invierno porque le paspa los labios (el alma).

Es uno de esos días, cuando la oscuridad se asienta en sus habituales ojeras y el abatimiento continuo resquebraja sus extremidades. Deja huellas en la nieve y, pese al temporal, no tiene frío; quizás sus sonrosados rasgos opinen otra cosa, pero Mitsuya siente calidez al pensar en que ni Luna ni Mana van a congelarse en la escuela, gracias a los nuevos abrigos que cosió la última noche, con lágrimas, sudor y sangre.

Sin embargo, es una realidad indudable que está cansado, es sólo un niño que finge ser adulto y trata incansablemente de no llorar. Pero duele, le arden los dedos y el sabor metálico en su paladar le llena de repulsión. No llora, pero se asienta en el gélido suelo y exhala con pesadez, preguntándose porqué él no puede ser sencillamente un niño cálido con sueños estelares y risas de algodón de azúcar, porqué tiene que ser Takashi, el gran hermano con armadura de hierro a prueba de balas. Se pregunta porqué diablos el frío le reseca los labios. A él, sólo a él.

—Oye, ¿qué haces? Hace un frío tremendo—pregunta una conocida voz con intriga, interrumpiendo su enredo de pensamientos. Takashi lo mira con sus ojos monótonos, reconociendo instantáneamente a la figura. Es Draken.

Mitsuya sonríe con falsedad y duele en demasía:—Que exagerado eres, ni siquiera hace taaanto frío.

—Lo dice la persona que tiene la nariz roja y los labios hinchados—Ken bufa, ojeando el rostro de su amigo y cambiando rápidamente su mueca burlona por un ceño preocupado—. Demonios, realmente tienes los labios hecho mierda.

Takashi desvía la mirada inconscientemente, como si hubiese sido atrapado haciendo algo malo. Inhala, preparando mentalmente su respuesta natural, cuando Ryuuguji vuelve a hablar.

—Espera, mira—comenta con apuro, buscando algo entre sus múltiples bolsillos. Entonces, sus ojos brillan ligeramente y exclama con emoción—. Lo encontré. A mi también se me resecan los labios, así que las chicas me compraron esto.

Un bálsamo blanquecino se relucía maravillosamente en las grandes manos de Draken. La sorpresa inunda a Takashi, empero lo oculta debajo de su cansancio exterior.

—Mira, así se usa—enuncia como si Takashi fuese sólo un pequeño inexperto. Ken destapó el labial, cubrió sus finos labios con la esencia y los apretó ligeramente, para luego colocarlo en las gélidas manos del joven de cabello morado—. Ahora tú.

Mitsuya parpadea con conmoción, la lejanía en la escena cursando su pecho, no sabe cómo exactamente ha terminado con un bálsamo en sus manos. El bálsamo de Draken, específicamente. Ni siquiera era consciente de que su amigo utilizaba dicho objeto.

—Vamos, Mitsuya. Sé que parece una mierda de chicas, pero sí funciona.

—No es eso—refuta, comprende la lectura errónea de sus acciones, pero está extrañamente confundido, con la mente nublada. Draken suspira con fastidio, arrebatándole la pieza con rapidez.

—Bien, lo haré yo—murmura inaudible, sujetando con suavidad el mentón ajeno. Un escalofrío repentino invade su columna vertebral ante el inadvertido toque, ahoga un vergonzoso chillido y entreabre levemente su boca. El rubio con una trenza en su cabello aguanta la respiración con intensa concentración, pasando delicadamente el bálsamo con miedo de herirlo aún más. Takashi siente la dulzura amena en sus agrietados labios, funcionando como analgésico de todos sus males. Así como comienza con rapidez, termina de igual manera.

—¡Y listo!—sonrie Draken con orgullo, mirando su obra maestra.

Mitsuya aprecia la brisa fresca golpear sus ruborizadas mejillas, el calor se esparce por todo su pecho y una linda sonrisa colmada de calidez ocupa su rostro.

—Gracias, Draken.

(«Así deben saber los labios de Draken, eh», susurra un pensamiento con diversión en la profundidad de su cabeza.)

flufftober | tr shippsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora