TÚ Y YO

8.

doble actualización (2/2)

REENCUENTRO

• Jessica Allen •

Habíamos ido a comer todos juntos a modo de celebración. Esos momentos era pequeños recuerdos que años más tarde recordaras con una sonrisa deslumbrante.

Hacia mucho tiempo que no me sentía tan bien...

Por otro lado, Alison estaba rara, Paul también, Marc los miraba con desconfianza y yo solo analizaba la situación.

Una vez los mayores se fueron... Pasamos a las típicas cosas que hacen el trio dinámico—y Paul— juntos: beber.

Nada del otro mundo.

No fue nada excesivo, pero sí estuvo bien reírnos como desquiciados y hablar un poco. Luego nos marchamos a nuestro apartamento. Vimos una película y ya, a dormir.

Pero... yo no tenía sueño, entonces me puse a leer.

Todos permanecían en silencio. Solo estábamos yo y Los siete Maridos De Evelyn Hugo, estaba imparable con esta lectura, me sentía bien, estaba intrigada por la historia, y plena por el día de hoy.

Y sin más, tres golpes en la puerta me hicieron girar abruptamente la cabeza.

¿Quien...?

No terminé de formular la pregunta, solo mire la hora con extrañeza.

00:35 a.m

Dudo que sea la vecina a estas horas, esta vez no se podría quejar del ruido, estamos más callados que nunca, en serio, sí es la vecina, la denuncio.

Bueno, eso me gustaría.

Me paso las manos por el pelo y sin zapatos me voy directa a la puerta, espero unos segundo y hablo.

—¿Quien?

Esperé, esperé y esperé.
A veces me molestaba mucho que no hubiera una maldita mirilla en la puerta.
Abrí lentamente. Saque un poco mi cabeza y empecé a mirar de abajo para arriba la persona de delante.

Converse negros. Pantalón gris. Camiseta blanca—una que conocía muy bien—. Labios gruesos. Nariz recta. Ojos verdes con café claro. Cejas gruesas. Cabello marrón desordenado.

Indeciso, nervioso, esperanzado e intrigado.

Eso fue todo lo justo y necesario para cerrar la puerta de un manotazo.

Imposible.

No, simplemente no.

Face uno: Shock.

Sonreí como una completa lunática, confusa y perpleja. Me estoy volviendo loca, eso seguro, pero... quien sabe, pudo ser el alcohol.

Hecharle la culpa a los compuesto químicos es mi pasión.

Y... ¡Necesito ayuda profesional ya!