TÚ Y YO

25.

Aviso que puede herir tus sentimientos
(o no JAJAJA):
~ Último capítulo antes del epílogo ~

RECUERDOS

• Jessica Allen •

Lunes.

Esa palabra me causaba cierto estruendo en la cabeza,—y eso que llevábamos solo dos meses y medio de instituto—me daban ganas de vomitar y desear que fuera viernes de nuevo. ¿Exagerada? Sí, bueno, son secuelas básicas que me trasmite Alison Brown.

Era última hora, y como el profesor de filosofía no se había dignado aparecer, pensé que, después de varios meses, ir a la biblioteca y entrar en mi rincón no sería tan mala idea después de todo.

También porque tenía que visitar a Marisol—cosa que dije que iba hacer hace unos meses y no hice—. Así que aproveché la oportunidad para matar dos pájaros de un tiro.

Eh... que expresión tan sangrienta.

Recorrí los pasillos con lentitud, viendo los carteles y cuadros de animales disecados—casual— decorar las blancas paredes del lugar.

A medida que me acercaba, me entraba una felicidad enorme por ver a mi tía. ¿Alguna vez le he dicho cuanto la quiero?

No, creo que no.

Bueno, pues muchísimo. Marisol era como mi madre, y me recordaba mucho a ella porque—de por sí son hermanas—pero sus personalidades se asemejaban mucho, y en el aspecto físico también.

No, nunca nadie llegaría a ocupar el sitio de mi madre, pero ella era la única que lograba hacerme sentir como una hija completa al lado de su madre.

Entré en la biblioteca y allí estaba, mirando a través de sus gafas finas unas hojas llenas de títulos.

Sonreí al acercarme.

—Hola, Marisol.

—Hola, Alumna que acabó de conocer.—me guiña un ojo.

Suelto una carcajada. Vaya imaginación.

—¿Qué, como estas?—me apoyo en la mesa distraídamente.

—Bueno, mucho trabajo.—responde—No me puedo creer que sean lo primeros meses y los más difíciles de emplear.

—¿Y eso por qué?

—Porque cada...—duda considerablemente—No se cuantos años, cambian varias listas de libros para reponerlos. ¡Pues mira que bien! A los muy satánicos les dio por traerme un listado exagerado de libros.

—Vaya, que locura.—digo con voz irónica y arrastrada.

—Hijos del diablo, todos ellos—murmura un poco molesta.

Vuelvo a sonreír y le aviso que me voy a la parte trasera, pero ella murmurará algo inaudible y sigue con su largo día de trabajo.

Recorro los pasillos hasta llegar al último. Sigue igual a como lo recuerdo: Muy retirado de los demás, silencio y perfecto.

Por lo que veo, sigue estando esa sección que nadie le interesa. "La típica sección aburrida". Y la verdad es que sigo sin atreverme a desmentir eso.

Me coloco mis auriculares mientras busco la canción 505 de Arctic Monkeys... Pero en ese momento me interrumpe Marisol.

—Tantos años y sigo repitiéndote lo mismo.—masculla burlona—No deberías de estar aquí, jovencita.

Extrañaba tanto esto...