Una mortal entre Diosas

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-Danae, Apolo te mando este vestido.

Era un vestido bellísimo, color bronce de seda, tenía una caída hermosa, un vestido....digno de una diosa

-No se me verá bien...- solté.

Ares hizo una mueca.

-Pontelo- suspiro -te espero en la entrada cuando estés lista.

Entre a la habitación de Ares, me puse el vestido y unas sandalias que venían en conjunto.

Me veía linda, pero no creo que sea suficiente.

Peine mi cabello justo como lo hizo Mente, esperando que de alguna forma quedará similar, termine por adornarlo con algunas plumas doradas que encontré por ahí.

-ES HORA DE IRNOS- grito Ares

Me dirigí a dónde estaba el Dios.

El me vio de arriba abajo y sonrió de una forma sincera, jamás lo había visto sonreír así, es la misma sonrisa que hace cuando escucho que habla de sus guerras ganadas.

-Luces...bien.

Sonreí algo triste, el jamás decía un cumplido completo, no escuchabas decir que algo era lindo, su palabra para describir todo era "está bien".

Me dirigí a la puerta con la intensión de salir a través de ella.

-Espera- me jalo del brazo hacia su cuerpo -Te ves preciosa humana, no te alejes mucho de mi en la fiesta.

Mi corazón se acelero, fue algo que jamás espere del Dios, mucho menos había estado tan cerca de él.

-Llamame señor frente a ellos, no quiero que sospechen.

-Como usted orden, señor.

🗡️🗡️🗡️

El palacio y los jardines de Apolo eran bellísimos, los rosales le daban un toque natural y las rosas blancas un toque elegante.

Bien Danae, hagamos esto.

Antes de entrar al lugar el Dios me sujeto de la cintura y entramos así al recinto.

-¡Ares, hermano!- Apolo se acercó a nosotros -Preciosa, me alegra verte aquí y que uses el regalo que te envié- tomó mi mano y la beso.

-Es un placer estar aquí señor.

-Oh porfavor solo llámame Apolo, no necesitas ser tan formal conmigo, en todo caso yo tendría que decirte mi diosa porque es lo que pareces.

Apolo era muy coqueto, me sonroje ante su cumplido pero al Dios de la guerra no le pareció el comentario.

-Como tú órdenes Apolo- el Dios de la luz sonrió.

Se retiró sin decir más, burlándose de la manera en que Ares lo veía después de coquetear conmigo.

-No quiero que hables con otro Dios- gruñó

-¿Y que se supone que haga si me hablan?.

-Contestare yo por tí- fruncí el ceño al escuchar esto.

-Como órdenes...Ares.

El Dios frunció el seño ante mis palabras de burla.

Amando a la Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora