Amando a la Guerra.

TITANOMAQUIA II

ARES.

Para medio día íbamos llegando al lugar destinado dónde nuestra lucha se iba hacer presente.

Un par de kilómetros antes de llegar al campo de batalla establecimos nuestro campamento, para así prepararnos y esperar a que llegará la hora en la que nos enfrentaríamos con el Dios más corrupto de todos, Zeus.

Todo estaba precisamente preparado, lamentablemente no me pude negar a que Danae viniera conmigo, sin embargo, le pedí que sobre todas las cosas ella se quedará vigilar al campamento y no interviniera a la hora de la pelea, realmente me preocupa su seguridad.

-¿Estás seguro de querer repetir la historia?.

-Creeme Atenea, si estuvieras en mi lugar ya le hubieras arrancado las piernas a Zeus.

-Gracias al cosmos por primera vez decidió no tomarme en cuenta para una de sus guerras.

Quisiera justificar este hecho con que, probablemente Zeus jamás quiso planear un ataque, simplemente quería someter a los pueblos, no necesitaba estrategias precisas, si no, un maldito bárbaro que tuviera como antecedentes un par de guerras desastrosas.

Vi como Danae se acercaba a mí, llevaba las botas que le regale, también una espada y el cabello recogido, mala señal para mí, ella querría pelear.

-¡No!- dije antes de escucharla.

-No te estoy preguntando, a demás, quería informarte que Hera está en Argos, Artemisa la rescato luego de que ella se lanzará por la ventana, Zeus no lo sabe.

-El idiota ha de pensar que está muerta...

-Ese es el punto, supongo- Danae me tomo del brazo acariciándolo lentamente -No peleare si veo que estamos ganando, pero si veo que Afrodita llega te juro que yo...

-¡No Danae!- dije fuertemente - A demás, Eros se encargará de ella.

Danae frunció el ceño molesta y sin decir más entro a una de las tiendas que habíamos montado para descansar en caso de ser necesario.

-¡Ares!- gritó Apolo acercándose a mí.

-¿Qué quieres bastardo?.

-Felicitarte por tu victoria.

-Gracias, ¿Y Hermes?

Apolo se quedó unos minutos en silencio, era evidente lo que estaba pasando, si Hermes no estaba aquí solo significaba que nos traicionó y estará peleando con Zeus.

-¡Mierda!- susurré.

El padre de Danae se acercó a mí junto con Denis y algunos otros guerreros.

-Estamos listos Dios Ares.

-Bien, recuerden...no sabemos contra cuántos peleamos, ataquen a todos sin piedad y por favor, de Zeus me encargo yo.

Todos asintieron y comenzamos nuestra caminata hacia el lugar previsto.

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No faltaba mucho para llegar hasta el monte Ostris, se veía a lo lejos un lugar vacío y conforme íbamos avanzando todo se iba oscureciendo.

Cuando voltee a ver a los demás guerreros, estábamos dentro de una especie de zona totalmente oscura, con dificultad nos veíamos entre nosotros.

-Mierda- dijo Hades -Erebo está aquí.

-¡Escuchen todos, no sé dispercen, sigan hacia delante y no volteen hacia atrás!