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-Tienes que darme una explicación ahora Ares- escuché a una mujer

-No te debo explicaciones.

-Ya es hora de que vayas pensando a futuro.

La discusión venía del salón principal, me apresure a bajar creyendo que era Persefone tal vez reclamándole a Ares sobre lo que pasó el otro día.

Para mí sorpresa, era la diosa Hera, esposa de Zeus, madre de Ares.

Ambos voltearon a verme y yo me sentí como un pequeño siervo acorralado por cazadores.

-Dime tu nombre- ordenó la Diosa.

-Danae.

-¿Qué haces aquí?

-No lo sé.

La Diosa se acercó a mí y me analizo por completo caminando al rededor de mí.

-Tienes el aspecto, pero no eres una ninfa.

Mire a Ares y el volteó hacia otro lado.

-Yo...yo...

-No hace falta que lo digas, no importa, mientras hagas feliz a mi hijo- suspiro- Ares explícame porque la trajiste.

La diosa sabía que yo era una simple mortal y aún así me aceptó con Ares, ¿Voy ganando la batalla o es una trampa?

-La encontré y lo hice.

-¿Solo eso? Es igual de desastroso que tus planes de guerra- gruñó la Diosa.

-Mis planes de guerra siempre funcionan.

-Si, porque vas y matas, aquí tienes que salvar.

El Dios volteó a verme, lo único que pude pensar es que si no salía de aquí, iba a morir.

-Estoy aquí para cocinarle a Ares, es todo.

-Eso te dijo a tí.

La diosa suspiro y sin voltear se acercó a la puerta algo enfadada.

-Ares, cuidala y amala- volteó hacia nosotros -Amala como jamás lo hizo tu padre conmigo.

Las puertas se cerraron frente a nosotros y un silencio inundó el lugar.

-Danae, disculpa a la Diosa, cree que debo casarme cuánto antes.

-Nuestros padres no son tan diferentes del todo- suspiré -en algún momento tendré que volver y cumplir lo que prometió mi padre.

-No lo harás.

-Eso no lo decides tú.

-No, no te casarás con él.

-¿Entonces con quién? No hay nadie más.

-Pronto lo habrá

🗡️🗡️🗡️

Me encontraba sentada en el jardín dibujando algunas armaduras para Ares, que aunque no había visto mis diseños, me gustaba dibujar pensando en él.

-Parece que las musas te han dado inspiración, dime ¿Qué dibujas?

-Armaduras para usted.

-¿Ya eres mi diseñadora?

-Puedo ser lo que me pidas Ares.

-Es un buen trato, tendré que desarrollar una estrategia para que seas todo lo que yo pida

Lo mire fijamente y lo único que hice fue sonreír.

Ver al Dios parado frente a mí me hacía sentir extraña de alguna forma, era bastante alto, musculoso y su porte imponía bastante.

Amando a la Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora