Atrapada

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Después de tremendo golpe que me dí en el carruaje del Dios de la guerra me acomode de nuevo en mi asiento y fingi que nada paso.

-¿A donde vamos?.

-No te incumbe.

Su voz era grave y áspera, pero no sonaba vieja, es decir, el parecía joven.

-Me incumbe si me vas a secuestrar- fruncí el ceño.

El no contesto nada, solo jalo unas cuerdas que dirigían a los caballos y estos aceleraron el paso.

Me sentí mareada, no había comido en horas y estaba totalmente cansada, sucia y casi desvestida, creí que iba a vomitar pero no tenía nada en el estómago para devolverlo, me sentía enferma.

Me acurruqué en el carruaje y dormí durante el viaje, no tenía opción, mi cuerpo lo pedía.

🗡️🗡️🗡️

-Llegamos- dijo el Dios despertándome.

Me volvió a tomar el brazo, caminamos por un jardín hasta entrar a un palacio enorme.

Me empujó y caí al piso, el cerro las puertas enormes de ese lugar.

Se acercó y yo saqué mi daga apuntando a su rostro, el Dios solo me sonrió y la observó con curiosidad.

-Tienes que curarte las heridas humana.

-Quiero irme- le dije

-Cuando estés sana veremos- contesto y me guío con la mirada

Me levanté y lo seguí, llegamos hasta un cuarto de baño enorme.

Abrió el chorro del agua que caía a pulso en una tina enorme hecha de un material parecido al cuarzo.

-Metete- ordenó.

Fruncí el ceño al escuchar su orden y verlo parado ahí esperando a que me desnudase para meterme a la ducha.

-¿Algún problema?- pregunto el Dios molesto.

-Si, estás aquí- el levanto una ceja -no me voy a desnudar si estás aquí.

-A mí me llamas señor o Dios y me hablas de usted ¿Entendiste?- dijo molesto -A demás tu ropa está destrozada, no es como que te cubra mucho.

Apreté mis puños y fruncí el seño, el rodeo los ojos y me dió la espalda.

Quite las tiras de ropa que me quedaban y me metí a la tina, sumergiendo mi cuerpo por completo que se cubría por la espuma en el agua.

El Dios volteó a verme, yo seguía molesta.

-Me debes una por haberte salvado.

-No hago favores a bárbaros.

El solo nego con la cabeza y salió de ahí.

Lave mis heridas con cuidado, tenía todo el cuerpo lleno de hematomas y el cabello bastante enredado.

Ares entro y dejo ropa cerca de mi, solo me miró y se dió la vuelta dirigiendose a la puerta.

-Te espero en el comedor.

Yo no tenía nada que hacer aquí, ese idiota había matado a muchos en mi pueblo y herido a mi padre en una de sus guerras innecesarias.

Me levanté del agua y seque mi cuerpo con una toalla que encontré, me vestí con la ropa que me dió, parecía una especie de vestido de seda, tela que jamás había sentido sobre mi piel.

Los mortales no tenemos acceso a estás telas, tampoco al agua caliente o muchos de los productos que usan los Dioses para su aseo personal.

🗡️🗡️🗡️

Amando a la Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora