Ostyn
¡Una semana libre!
Ya acordamos que sería esta, así que es una emoción. Empezando desde este lunes. Una semana sin acosadora, al fin tendré siete días normales.
Y la cuenta comienza ¡Ya!
El primer día pasa rápido y lo disfruto. Practico con la bolsa de boxeo, hago futbol, sigo mis clases, todo bien. Me aburrí un poco, pero nada que un refresco de uva no solucione.
El segundo día, sigo las actividades de la pandilla, hay mucho silencio ¡Oh, un refresco!
El tercer día, me falta algo, no sé el qué, mi popote debe ser viejo, compraré otro.
Cuarto día, ya casi termino todos mis trabajos prácticos, algo me molesta ¡Todo es mejor con un refresco!
Quinto día, estoy enfadado, lo bueno es que ya viene el fin de semana.
Sexto día, las actividades extracurriculares me aburren y salir con la pandilla más ¡No quiero! Mi garganta no debe estar lo suficientemente mojada con el maravilloso sabor de la uva.
¡Esperen! ¿Los fines de semana cuentan como días hábiles en el trato? Ah, creo que sí, así lo acordamos el otro día, pensé que sería mejor para mí ¿Por qué estoy pensando esto? Entonces son más días, por eso.
Séptimo día y tengo que contar dos más.
No quería admitirlo, pero la gente me estresa, siempre me miran con miedo y eso que ni me conocen. Las personas que no se asustan de mí me cae bien, Trina me cae bien. Pude haber pensado en Flex, pero a mi mente solo llegó Trina.
Octavo día, nuevo lunes comienza, alto estrés que el refresco casi ni me saca ¿Por qué? ¡¿Por qué?! Me siento un poco solito. Me voy a la clase de música, dicen que los sonidos suaves calman, le pediré al profesor su ayuda.
De repente oigo un chelo, entonces cuando entro al aula la visualizo.
¡Falta el día de mañana, no puedo cruzármela!
¡No me estoy yendo, mamá! En realidad avanzo, paso a paso escuchando su melodía, la que no sabía que tocaba.
Trina se ve muy concentrada tocando el chelo. Es un instrumento tan grande a pesar de que ella es tan pequeñita. Lo maneja a la perfección y el sonido es hermoso, deleita a los oídos.
«La echaba en falta», escucho uno de mis pensamientos, así que sonrío.
—Te extrañé —confieso.
Sus ojos se abren, pues lo tenía cerrados al disfrutar del instrumento, sentir la música que ella estaba orquestando. Se queda observándome muy fijo, sus mejillas están por completo rojas.
—Superhombre —susurra.
—Hola, Pelirroja Peligrosa.
Trina
¡Me desmayo, me desmayo aquí y ahora! ¿Estoy soñando? ¿Dijo lo que creo que dijo? Quizás fue otro ¡¿Por qué tenía los ojos cerrados?! ¡Espera, es una trampa! Habíamos arreglado de no vernos por una semana, además que el sábado y domingo no contaban, eso lo sugirió él para que sean más días y que esté a su favor, pero también hablamos de que si lo buscaba agregaríamos más días ¡¿Por qué está aquí?! ¡Solo me faltaba el día de mañana!
¡No sé si estar feliz o triste, auxilio!
—Ho... hola, Ostyn. —Mis labios tiemblan—. ¿Por qué estás aquí?
—Ah, me encontraba estresado y vine a oír la música, no sabía que tocabas el chelo. —Inicia una conversación tan a la ligera.
¡Me voy a morir!
—Yo... —Mis mejillas arden—. Yo... pues mi padre... me regaló uno.
—Creí que no conocías a tu padre —opina.
—¡Es verdad! —digo nerviosa—. ¡Mamá me dio el chelo! Pero es un regalo de mi padre, nunca me lo entregó él mismo, nunca escuché su voz o algo así. —Bajo la vista triste—. Ojalá pudiera saber si realmente me lo regaló. La verdad es que me especialicé mucho en esto, pero no sé si vale la pena, seguro ni soy buena.
—Tocas hermoso —confiesa y se me acelera el corazón.
—Gra... gracias.
—¿Y lo guardas aquí? —continúa, insistiendo en la conversación.
—Sí, a veces, es que se me mezclan las ideas. Hay días que se pierde en mi armario y otros, sale a la luz en la clase de música. Nunca sé qué hacer con este.
—Pues lo haces muy bien, si te gusta deberías seguir.
—Quizás —susurro—. ¿Por qué estás aquí?
—¿Eh? —expresa confundido—. Ya te dije, vine a oír la música para relajarme.
—Sí, pero el trato... —hablo bajo, pero luego me pongo más firme—. ¿Viniste a agregarme días? ¿No hay una penalización por cruzarte conmigo? Yo no fui, ni se te ocurra añadir más tiempo. —Lo miro desafiante—. Yo no te estuve buscando, me porté bien.
Me mira sorprendido.
—Fue sin querer, llegué de casualidad, ¿en serio piensas eso de mí?
—No. —Hago puchero—. Solo que me asusté.
—No te asustes, eso me dolería.
—Estás raro —opino.
—¿Raro? —Enarca una ceja.
—¡Sí! —Dejo mi instrumento y me levanto de la silla para acercarme a él—. Me extrañas, te duele, ¿qué es eso?
Se queda tildado un segundo, parece que lo procesa.
—Bueno, yo... —Baja la cabeza y pone la mano en su nuca—. Solo estaba siendo sincero.
—¿Y eso que significa? —Lo miro extrañada.
Baja su mano y se pone erguido otra vez.
—Bueno, ya te lo había dicho, desearía que pudiéramos ser amigos, pero por Flex no debo, lo malinterpretaría. Eres de las pocas personas que no me tiene miedo. —Se ríe—. Me agradas, Trina.
¡Oh, cielos, me llamó otra vez por mi nombre!
¡Esta vez sí me desmayo!
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Pelirroja Peligrosa
Teen FictionTrina acaba de terminar con su novio porque la engañó, entonces quiere destruirlo a toda costa, pero hay un problema, el mejor amigo de su ex, él le gana en todo. Flex quiere recuperar a Trina, Trina está obsesionada con vencer a Ostyn y Ostyn solo...