56. El karma del laberinto

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Ostyn

Suspiro, apoyo el codo en la barra que está frente al mar y poso mi mano en mi mejilla, vuelvo a suspirar, luego recién ahí me tomo mi refresco. Ojalá pudiera arreglar esto, debe ser mi culpa, ¿pero quién manda en los asuntos del corazón? No es fácil ser el novio de la ex de tu amigo, suena hasta descabellado, para nada como algo que haría alguien sensato. Sin embargo no puedo elegir entre mi amigo y mi novia, ni tampoco puedo lograr que se lleven bien. Me siento entre la espada y la pared. Quisiera que se me iluminara un foquito, así una idea naciera de la nada y listo, problema solucionado o al menos, problema en marcha para solucionarse.

¡Pero no!

Piensa, Ostyn, piensa.

—¡Ostyn! —Viene Trina corriendo.

—¡¿Qué pasa?! —Me levanto de mi silla al verla alterada—. ¡¿Qué ocurre?! —insisto.

—Le golpeé tan fuerte a Flex que se perdió en el laberinto. —Dramatiza, así que me río.

—¿Qué?

—¡Corre, corre, ve a salvarlo! —Me empuja para que avance.

—¿Sabes que no eres buena actuando, cierto? —le aclaro mientras me hace caminar.

—El superhombre es tan bueno que me descubrió, pero eso no evitará el plan.

—¿Qué plan? —Enarco una ceja.

—¡Es un secreto, sigue caminando!

—Eso hago.

—Muy bien, macho, usted sí sabe avanzar.

Me río.

—¿Qué estás tramando?

—Ya verás.

~~~

—¡Ay, nos perdimos! —chilla Trina cuando estamos en el laberinto.

—¿Eso era parte del plan? —Enarco una ceja.

La verdad consulto porque se ve preocupada.

—¡No! —chilla—. Izquierda, izquierda, derecha ¡¿Qué hice mal?! —expresa mirando un papel.

—Será el karma, eso de tener un mapita para pasar el laberinto es trampa.

—Ay, no, Sandal va a matarme —exclama, bajando la cabeza, triste, abandonando el papel en el suelo.

—¿Qué tú no eras su jefa? No puede matarte. —Intento animarla.

—Sí, pero... íbamos a hacerte feliz. —Me observa con los ojos humedecidos—. Ahora vas a dejarme y me odiarás por siempre.

Me carcajeo.

—Exageras.

—Siento haberme peleado con Flex y haberte hecho sentir mal, lo siento tanto. —Se refriega los ojos.

Acerco mi mano y le levanto la barbilla.

—No te inquietes, todo estará bien, lo solucionaremos. Además, mira, tu otro plan sí funcionó, estamos a solas.

Se sonroja a la vez que se sobresalta.

—Ah... eh... yo... ¡¿Cómo lo sabías?! —expresa sorprendida.

—Finges muy mal. —Me río.

—Qué boba soy. —Observa hacia un costado.

—Pero qué boba linda. —La beso y me corresponde, acto seguido salta, para agarrarse de mí, entonces intensificamos el tacto de nuestros labios.

—¡Sorpresa! —Escuchamos a todos, las pandillas, Sandal, Flex y Diryon también.

El confeti vuela por todas partes, es genial. 

Pelirroja PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora