Pelirroja Peligrosa

31. ¡¿Qué fue todo eso?!

Ostyn

Mantengo la mirada fija en la ventana, se ven las personas diminutas desde aquí, hay un grupo jugando un partido de fútbol. Apoyo los brazos en el borde, bajo la cabeza despacio, pero después la golpeo con fuerza y se oyen los gritos asustados de los del curso.

—¡¿Pero qué haces?! —me recrimina Flex.

—Desde aquí la gente es tan pequeñita —susurro mientras una gota de sangre se desliza por mi frente y desciende por el costado de mi nariz hasta llegar a mi mejilla—. Pequeñitas como tu coneja.

—¿De qué estás hablando? —expresa desconcertado—. ¿Te volviste loco?

Me pongo erguido y me giro de manera abrupta a mirarlo, entonces se sobresalta.

—No puedo dejar de pensar en tu ex —confieso—. Mira. —Apoyo mi dedo índice en mi sien—. Me golpeé en la cabeza y sigue ahí. —Bajo mi mano.

—Me estás asustando —aclara.

—Todos se terminan asustando —digo fríamente.

—No estás hablando con coherencia. No te preocupes por Trina, mejor tómate un refresco. —Me acerca una lata.

—No la quiero —digo molesto, le pego a su mano, entonces el recipiente termina rodando en el suelo y todo el líquido queda desparramado—. Eso no me devolverá a mi madre.

Mi mamá me regaló un refresco antes de morir, el de uva era su favorito. Ella ya no está aquí, ella no arreglará mis problemas, y eso es tan triste.

Giro mi vista a todos los que se encuentran asustados, pegados en la pared, para mantenerse lejos de mí.

—¡Ustedes no entienden nada! —les recrimino—. ¡Me juzgan sin conocerme!

Me voy de manera abrupta del aula.

Trina

¡Soy muy feliz!

El trato ya acabó, ya puedo visitar a Ostyn cuando se me plazca. Terminaré mis tareas y lo iré a ver ¡Sí, le estoy haciendo caso a mis clases, gracias a Ostyn! No es que antes no lo hiciera, pero me motiva a mejorar.

Avanzo abrazando mis carpetas por el pasillo de la academia y lo visualizo caminar en mi dirección. Si esto fuera un anime mis ojos se convertirían en corazones, y si pudiera ver su aura habría una nube negra alrededor de él, es que se ve muy mal, se siente su malhumor hasta aquí.

¡Pero mi amor es más fuerte!

—Os... —No termino de decir su nombre que las carpetas se me caen cuando me empuja hacia la pared, no entiendo nada—. ¿Q... ¿Qué pasa, superhombre? —digo sonrojada.

¡Lo tengo tan cerca!

Y pensaba que yo era la intensa.

Su respiración me derrite.

—Trina... —Me mira fijamente y me cautiva muy rápido, está a milímetros de distancia de mi rostro, casi roza mi nariz—. Yo...

—¿Sí? —Respiro agitada.

Estoy anonadada, perdida, ni sé cómo reaccionar ¿Estaré en el cielo? Ay, mamá, más cerca, más bello y perfecto es.

—Me gustas —susurra.

¡Me derrito, me derrito!

Mi cerebro tiene muchos cortocircuitos ahora mismo, no puedo procesar la información, me congelé.

—¿Qué? ¿Uh? ¿De verdad?

¡Frenen a mi corazón, se va a salir por mi boca, auxilio!

—No se puede. —Golpea la pared y se aleja, lo veo irse.

¿Qué fue todo eso?

Mi espalda baja despacio y termino sentándome en el suelo, aturdida.

¡¿QUÉ FUE TODO ESO?!