57. El deseo de la pelirroja

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Trina

Me encuentro sentada junto a Ostyn en la orilla del mar, mis pies se mojan, está fría. Sonrío mirando a mi novio y él hace lo mismo. Estamos iluminados por las estrellas, es todo tan mágico y romántico.

—¿Y tu refresco de uva? —le consulto.

—Ya tomé uno esta tarde, pero seguro iré por otro muy pronto, mientras tú puedes ser mi levantadora de ánimo.

Me río.

—Me encantaría. —Nos damos un leve beso—. ¿Y Ostyn? ¿Y ahora qué hacemos?

—Vivir, eso es lo que hacen las personas, ¿no?

—Vivir —repito y alzo la vista el cielo—. Definitivamente.

~~~

Semanas después.

Tomar cursos de verano debería estar prohibido para una indecisa como yo. Observo a Ostyn que mira la pizarra de la academia muy concentrado.

—¿Y? —Me sonrojo—. ¿Ya elegiste?

—¿Eh? —Me mira, reaccionando—. Todavía no.

—Podemos estudiar algo los dos. —Alzo un dedo y sonrío—. Quizás descubrimos algo que nos guste a ambos, entonces un día hasta trabajaríamos juntos —expreso emocionada, uniendo mis manos.

—Creo habértelo dicho una vez, si trabajamos juntos, me vas a distraer.

—Ya sé, ya sé, te vuelvo loquito. —Me abanico la cara al tener calor.

—¿Ya eligieron? —Llega Flex detrás y chillo—. Cálmate, no dije nada.

—Solo me asustaste y no, no elegí.

—Ya encontrarás algo —aclara y luego mira a mi novio—. ¿Y tú, Ostyn?

—Ni idea —responde mi superhombre—. ¿Qué haces aquí? Creí que no hacías cursos de verano.

—No hago, atiendo asuntos de la pandilla.

—Ya veo.

Continúan su conversación y me les quedo mirando, así que sonrío. Semanas atrás jamás hubiera imaginado llevarnos así, sin gritos ni nada, supongo que el sermón de Sandal sirvió muy bien.

—¿Dónde se encontrará? —Miro a la ventana, está lloviendo.

—¿Quién? —pregunta Flex.

—Sandal, siempre toma los cursos de verano.

—Debe estar con el Diryon ese.

—¿Crees que hay algo entre ellos? —expreso emocionada.

—Pero sí ella anda con todo el mundo, obvio que sí.

Me río para no llorar.

—Ah, terrible, oremos. —Ostyn y Flex se ríen, así que lo admito—. Bueno, sí, exageré, lo acepto.

—Créditos al meme —bromea mi novio.

—¡Oye! —chillo y luego miro a mi ex—. Supuse que tú eras el que se burlaría.

Se carcajea.

—Yo le enseñé al niño. —Flex le da dos golpecitos a mi superhombre—. Bueno, ya me voy, tengo cosas que hacer.

Nos despedimos del rubio y terminamos por elegir nada en la pizarra. Caminamos por los pasillos y tomamos dos refrescos de la máquina expendedora. Avanzamos hasta llegar hasta el patio, en este momento está lloviendo torrencial, no pensé que habría tanta agua.

—¿Y ahora? —consulto.

—Bueno, si hay que vivir, hay que mojarse, ¿no?

—¡¿Qué?! —chillo cuando me agarra de la mano, entonces comenzamos a correr bajo la lluvia—. ¡Me estoy empapando!

Ostyn se ríe, así que no puedo evitar reírme también. Nos detenemos, todo se ha mojado, hasta mi pelo.

—Ya no soy la pelirroja peligrosa, soy un desastre.

—Eres todo un peligro.

Se aproxima a mi rostro y lo rodeo con mis brazos cuando comenzamos a besarnos. Un beso salpicado por la lluvia, tan húmedo como una película romántica, justo como quiero vivirlo, un gran deseo cumplido. Es la relación perfecta con mi superhombre, es justo lo que quería.

Fin. 

Pelirroja PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora