17. Aprovechar la oportunidad

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Trina

Los ojos de Ostyn están fijos en las latas que tengo en ambas manos, avanzo por la habitación muy campante y seductora, camino hasta llegar a su cama, entonces me siento allí para luego cruzar mis piernas.

—¿Y bien? ¿Quieres? —Muevo la latita—. Es de uva —le aclaro—. Te he visto beber más de este gusto, soy muy observadora. —Me muerdo el labio inferior.

—Te acepto el regalo, pero no puedes quedarte —dice serio.

—¿Qué? ¿Vas a dejar a una chica sola deambulando en el dormitorio de chicos? Qué malo. —Hago puchero.

Se rasca la cabeza en un gesto de duda.

—En eso tienes razón, pero...

—Eres tan lindo preocupándote por mí, todo un caballero. —Revoloteo las pestañas de manera coqueta.

—Me educaron bien —expresa sonriente.

—Se nota.

Agarra la lata tan rápido que no lo vi venir.

—Busquemos a Flex y que él te acompañe a casa.

Frunzo el ceño, entonces me levanto de la cama de manera abrupta.

—No digas bobadas ¿Flex? Flex es un debilucho, para eso me cuido yo sola y listo.

—Bueno, si quieres...

—¡No! Quiero que pasemos tiempo juntos tú y yo ¿Qué no entiendes las indirectas? —Enarco una ceja.

Se ríe.

—Y tú no comprendes que yo no deseo involucrarme con nada de ti, eres la ex de mi amigo. Eso estaría muy mal de mi parte, no soy inmoral ni desleal, lo siento. Además como ya te dije, no eres mi tipo de chica, ya ríndete, por favor, estás volviendo esto muy incómodo.

Bufo.

—¿Qué cosas debo tener para ser tu tipo de chica y gustarte?

Pone una mano en su mejilla.

—No puedes, sería imposible porque los libros me hicieron tener expectativas muy altas en las chicas.

Me entra un cortocircuito en la cabeza.

—¡Agh! No puedo hablar contigo, me voy. —Camino hasta la puerta.

—Pero es peligroso.

Apoyo mi mano en la manija y me inclino para mirarlo.

—Yo soy la pelirroja peligrosa, ¿lo olvidas?

Sonríe.

—Me alegra.

Mierda, no puedo enojarme con él, es demasiado lindo.

Salgo del cuarto, tomo de la otra lata, cuando me la acabo la dejo en el cesto de basura y camino por los pasillos del dormitorio de los chicos. Un golpe de mano en la pared bloquea mi paso, entonces me encuentro con Diryon, así que sonrío.

—¿Me estás siguiendo? —Señalo su brazo—. Quita tu mano de mi camino —expreso fríamente.

—Vivo aquí. —Se ríe y aleja sus dedos de la pared, los mete en su bolsillo, luego de allí saca unas entradas—. Iba a dártela mañana, pero viendo que te encontré por estos lares, decidí darte la sorpresa antes.

Acepto la invitación y la leo, por lo tanto me quedo muda.

—Estuve averiguando —prosigue Diryon—. Descubrí que tu padre es un famoso chelista. Estoy impresionado, cada vez me interesas más Trina. Sabía que Lerein era un apellido reconocido, aunque nunca pensé que tanto.

Todos mis dedos tiemblan, sosteniendo el papel, y mis ojos se humedecen.

—¿Es real? —Miro la entrada nerviosa, luego alzo la vista a observar a Diryon con esperanza—. ¿Es para un concierto de mi padre?

—Eso dice, ¿o no? —expresa con mucha confianza—. Te ves impactada, más de lo que imaginé mientras las conseguía, espero que sea un buen resultado y una buena decisión.

Respiro con agitación mientras mi mirada se queda perdida.

—Yo... no sé cómo podría pagarte, mi padre, él... no lo veo hace tanto —digo nerviosa—. ¿Qué debería hacer?

—Haz lo que te dicte tu corazón, y si es sí, iremos a verlo este fin de semana ¿Qué te parece?

—Quiero. —Alzo vista a mirarlo fijo, todo arde en mí, los nervios entumecen todo mi cuerpo, pero la necesidad es más grande—. Yo quiero ir a verlo.

Sé que mi madre habla pestes de él, que es la persona que nos abandonó ¿Pero no es acaso que ella también me abandona cuando me ignora? Ya no sé en qué creer, pero al menos puedo ver a uno de los dos a la cara, sin sentirme avergonzada de las cosas que hace y las actitudes que tiene conmigo. No importa que pueda ver a mi padre de esta forma, que sea de parte de un chico que ni me interesa, solo quiero aprovechar la oportunidad. 

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Se vienen algunas partes serias en la historia, todo no podía ser risas.

Gracias por leerme ❤

Atte: Vivi.

Pelirroja PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora