Al día siguiente, desperté temprano porque tenía clases por la mañana. Solía tardar un poco escogiendo la ropa que me pondría, así que prefería levantarme con algo de anticipación para que no se me hiciera tarde.
Me observé en el espejo y noté que mi cabello había crecido un poco, pero lo que siempre captura mi atención, eran los pequeños lunares que tenía en el rostro. Eran muy poco notorios, pero Dylan solía decir que se veían desagradables, por lo que optaba por cubrirlos con maquillaje.
Tenía muchas inseguridad con respecto a mi físico. No importaba cuantas personas dijeran que era hermosa, yo no me sentía de ese modo. Observé mis ojos azules y como resaltaban por mi tez blanca, creo que eso era lo único que me gustaba de mí.
Luego de darme una ducha, abrí el closet para elegir lo que usaría. Al final me decidí por unos jeans negros y una camisa ajustada del mismo color, junto con una chaqueta de mezclilla y unos zapatos que le hacían juego.
Cuando estuve lista bajé las escaleras para llegar al primer piso. Mamá y papá ya se encontraban desayunando para irse a la oficina, y cuando me vieron bajar ambos sonrieron antes de saludarme.
—Hola, hermosa. —papá me abrazó y jaló la silla que tenia al lado para que yo pudiera sentarme.
—Hola, papá. —sonreí, mientras besaba su mejilla.
—Lamentamos llegar tarde ayer, Ada —. habló mamá con tono triste— Prometo compensártelo, te compraré lo que quieras.
Había escuchado esas palabras miles de veces.
—No importa, mamá. Yo pasé la tarde con Emma y me dormí temprano, porque estaba muy cansada.
Mamá me dedicó una amplia sonrisa.
—Cuéntanos, ¿Cómo te fue en tu primer día en la universidad? —cambio de tema y se sentó con al otro lado de papá— ¿Te está gustando la ingeniería?
—No estoy estudiando ingeniería, mamá. Estudio medicina. — puse cara de disgusto.
Comenzaba a sentirme mal por el hecho de que mis padres no recordaban nada con respecto a mi vida.
—Lo lamento, cariño. Debí confundirme —me miró y me ofreció una sonrisa inocente —Me imagino que debes estar muy emocionada. Estoy segura de que serás la mejor de tu clase.
—Eso intentaré, pero ya tengo que irme. Los veo por la noche. —me levanté de la silla y comencé a acercarme para darles un beso en la mejilla y un abrazo a cada uno.
—Te amamos, Ada —dijeron los dos al mismo tiempo.
Salí de la casa y me subí en mi auto para empezar a conducir. Ya había discutido con Dylan en la mañana por eso, él insistía en traerme todos los días a la universidad, pero ya me estaba cansando de esa estupidez y no sabía cuánto tiempo más aguantaría sin mandarlo al diablo.
Cuando llevas toda la vida callada, aceptando todo lo que pasa a tu alrededor. Llega un momento donde estas a punto de estallar y arrasar con todo a tu paso.
Después de veinte minutos, llegué a la Universidad y entré al salón donde ya se encontraba Emma. Ambas estudiábamos medicina.
—Hola. —dije, mientras me sentaba en el lugar que Emma había reservado para mí.
—Hola, Ada. Pensé que llegarías tarde. —comentó divertida.
sonreí por su comentario.
—Estoy intentando quitarme esa costumbre —respondí.
La clase comenzó y ambas dejamos de hablar para poner atención. Durante la clase observé como Emma se enviaba miradas coquetas con un chico que teníamos al frente.
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Queriendo más
Teen FictionPara Adalia Ayers, el conformarse era parte de su vida, prefería callar y aceptar todo lo que pasaba a su alrededor. Prefería que nadie se enterara de sus problemas y optaba por aparentar serenidad. En su primer año de universidad todo cambiaría, co...