Derek
Desde el momento en que Adalia se fue de mi casa hace tres días, no he parado de organizar todo para pedirle que sea mi novia. No quiero que piense que lo que tenemos no es algo serio, así que decidí pedírselo para que sea oficial. Como soy la peor persona para guardar un secreto me he mantenido un poco alejado de ella, para que todo sea sorpresa, sé que si hablo con ella no podría aguantar ni dos minutos antes de decirle la verdad.
Mientras conduzco para llegar a la universidad tomo mi teléfono y le marco a mi tío William. Solo pasan unos segundos antes de que él responda.
—Derek, te advierto que si me estas llamando para hacerme otra de tus bromas, no volveré responderte ninguna llamada. —reprochó.
Solté una risa, aunque me sentí un poco mal por mi tío, seguramente ya estaba cansado de que lo molestara. La última vez lo llamé a las dos de la madrugada por que estaba aburrido y le dije que la casa se estaba quemando, casi le da infarto por el susto que le di.
—No es una broma, tío. Te llamo para avisarte que en dos semanas estaré de vacaciones, y pienso viajar a Alemania para visitarte.
—¿Traerás a tu novia contigo? Llevas casi dos meses hablándome de ella y todavía no la conozco.
—Me gustaría presentártela, pero seguramente ella ya tiene planes con sus padres.
—Empiezo a creer que tu novia es imaginaria, Derek. —comentó con diversión.
—Es tan extraordinaria que a veces dudo que sea real. —respondí con una sonrisa.
—No dudo de que debe ser asombrosa y de verdad me hace feliz verte tan ilusionado por alguien. Sabes que eres como un hijo para mí y no podría estar más orgulloso del hombre en el que te has convertido.
—Espero que siempre te sientas orgulloso de mi, pero ya voy a cortar la llamada porque sabes que odio las demostraciones afecto en exceso. —escuché su risa a través del teléfono.
—Está bien. Nos vemos en dos semanas. —dijo divertido.
—Por cierto, compré un avión privado con tu dinero, lo tomaré como regalo de cumpleaños. —Corté antes de que pudiera decir algo y solté una risa.
Seguramente mi tío pensaría que era otra broma, pero no era así. La semana pasada compre un avión privado y muy seguramente me matará cuando se entere de que no fue una broma.
Guardé mi teléfono mientras tomaba mis cosas para bajar del auto. Comencé a caminar hasta llegar al salón donde me tocaba mi primera clase y cuando llegué tome asiento al lado de Sara.
—Buenos días, Derek. —saludó con una sonrisa.
—Buenos días, Sara. Me sorprende verte tan temprano, usualmente llegas media hora después de que la clase ha iniciado. —comenté con diversión.
—Preferí ahorrarme la discusión con el profesor diego, aunque realmente vine temprano porque mi novio quería que desayunáramos juntos en la cafetería. Por cierto, vi a la chica con la que sales y estaba teniendo una discusión muy fuerte con un chico. —apartó la mirada con algo de pena.
Me tensé al instante al escuchar esas palabras.
—¿Escuchaste algo de lo que le dijo? —inquirí.
—Solo algunas cosas. Él le dijo que no valía nada y que era una zorra. —Habló sin levantar la mirada.
Esas palabras hicieron que sintiera un vacío en el pecho, eran las mismas palabras que solía decirle mi padre a mamá mientras la golpeaba hasta dejarla inconsciente.
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Queriendo más
Подростковая литератураPara Adalia Ayers, el conformarse era parte de su vida, prefería callar y aceptar todo lo que pasaba a su alrededor. Prefería que nadie se enterara de sus problemas y optaba por aparentar serenidad. En su primer año de universidad todo cambiaría, co...