Salgo de mi habitación y bajó las caleras con rapidez, para llegar a la cocina. Al llegar abajo, observo que papá esta desayunando solo, en el comedor. Paso por su lado para dirigirme al refrigerador y tomo una caja de jugo de naranja.
Me siento frente a él, pero ninguno dice nada. Las cosas entre ambos siguen tensas desde la discusión que tuvimos. Sé que tengo que decirle lo del viaje que haré con Derek, y tiene que ser pronto por que el viaje es en menos de dos semanas.
Lo pienso unos segundos y decido que se lo diré ahora mismo, de todas formas, ya está molesto conmigo.
—Papá, hay algo que quiero decirte. —comienzo.
Mi padre alza la mirada de su plato y me sonríe.
—¿Consideraste lo que hablamos, cariño? ¿Viajaras con nosotros a Italia? —cuestionó con emoción.
—No viajare a Italia, papá. —aclaré— Derek me extendió una invitación para viajar con él a Alemania en vacaciones y yo acepté.
La sonrisa que mi padre tenía en su rostro desapareció y adquirió un semblante serio.
—¿Por qué aceptaste si ya habíamos hablado sobre viajar a Italia? —cuestionó con molestia.
—Creo que fui muy clara cuando te dije que no iría a ninguna parte, papá.
—¿Prefirieres pasar dos semanas con ese chico a estar con tus padres?
Solté una risa seca.
—¡Prefiero cualquier cosa que viajar a otro país con ustedes para verlos trabajar! —dije en un grito.
—¡Lo hacemos para que tu tengas todo lo que quieres!
—Puedes mentirte a ti mismo si quieres, papá. Tienes suficiente dinero para no volver a trabajar en tu vida, pero lo sigues haciendo porque estas obsesionado con tu trabajo. Solo dices eso para hacerte creer que eres un buen padre, pero no lo eres. —exclamé con furia.
Mi padre no dijo nada por varios segundos, pero seguía retándome con la mirada.
—¿Y si no te doy permiso de ir con él?
—No necesito tu permiso, papá. Soy mayor de edad y puedo viajar sin tu autorización, pero si lo dices por el dinero, recuerda que cuando la abuela murió me dejo toda su herencia y puedo pagarme el viaje yo misma. Soy tan rica como tú, pero a diferencia de ti a mí no me obsesiona tener más de lo que ya tengo.
—Está bien, pero cuando ese chico rompa tu corazón te darás cuenta de que tu madre y yo somos lo único que tienes, aunque ahora nos hagas a un lado por preferirlo a él.
—No puedo creer que tú me digas esto, papá. —negué con decepción—Golpeaste a Dylan porque fue malo conmigo, pero tú eres igual a él. Siempre manipulándome con el pretexto de que si no cedo a lo que me piden me quedaré sola. Las cosas que él me hizo me dolieron, pero nadie me ha lastimado tanto como tú y mamá.
Pude percibir el dolor que mis palabras causaron en la mirada de mi padre.
—Tu madre y yo nunca hemos hecho nada para lastimarte, Adalia. —refutó.
—¿Estás seguro, papá? —pregunté con sarcasmo, mientras sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas— En la secundaria unas chicas me molestaban por mi peso, una vez me acorralaron en el baño y entre dos de ellas me sujetaron de las manos, mientras otra de ellas metía comida en mi boca a la fuerza, porque según ellas parecía un cerdo. Cuando llegué a casa le conté entre lágrimas a mamá lo que había pasado, ¿quieres saber que fue lo que me dijo?
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Queriendo más
Roman pour AdolescentsPara Adalia Ayers, el conformarse era parte de su vida, prefería callar y aceptar todo lo que pasaba a su alrededor. Prefería que nadie se enterara de sus problemas y optaba por aparentar serenidad. En su primer año de universidad todo cambiaría, co...