Tomo la mano de Derek y comienzo a jugar con sus dedos, mientras él duerme. Aunque nos acostamos hace ya varias horas, no he podido dormir nada. Hay noches donde simplemente no puedo dormir y me dedico a dar vueltas en la cama hasta que amanece.
Mientras jugueteo con sus dedos, comienzo a sentir un poco de sed, así que decido que bajaré a buscar un vaso de agua.
Me siento en la cama y comienzo a bajar con delicadeza para no despertar a Derek. Estando de pie camino hacia la puerta y salgo de la habitación para bajar a la cocina.
Una vez abajo, abro el refrigerador y saco una botella de agua para regresar al piso de arriba. Antes de llegar a las escaleras me tengo enfrente de un cuadro que está colgado en una de las paredes de la sala.
Observo el retrato de la mujer y puedo suponer que se trata de la madre de Derek. Es una mujer muy hermosa y con un parecido evidente a su hijo. Al igual que Derek, tiene el cabello negro y unos profundos ojos azules, es como si viera una versión femenina de él.
Luego de mirar el cuadro por unos minutos, comienzo a sentir algo de miedo. Sé que la madre de Derek fue asesinada en esta misma casa, y aunque nunca he sido supersticiosa, no puedo evitar crear algunas ideas poco racionales.
Comienzo a caminar para subir las escaleras, pero me quedo paralizada cuando siento unas manos apoyadas en mis hombros.
—¡Bu! —pronunció alguien a mis espaldas.
Solté un grito tan fuerte que mi garganta ardió. Sin mirar atrás comencé a subir corriendo las escaleras, pero me detuve cuando escuché la risa de Derek a mis espaldas.
—¡Eres un imbécil! —grité, mientras me ponía una mano en el pecho. — Casi me matas del susto.
—¿Pensaste que era el fantasma de mi madre? —cuestionó con gracia.
Le puse mala cara y comencé a subir rápidamente las escaleras para llegar a la habitación. Entre rápidamente y me senté en la cama.
—No te molestes, fue solo una broma. —dijo con gracia, desde el marco de la puerta,
—A mí no me pareció gracioso lo que hiciste. Casi me da un infarto. —reproché.
—Lo siento. No pensé que te asustarías tanto. —Derek me sonrió divertido, mientras se acercaba para sentarse a mi lado —. ¿Y qué hacías abajo? —inquirió.
—No podía dormir y quise bajar para buscar agua, porque tenía sed. —expliqué —. Pero me detuve para ver el retrato de tu mamá. Era muy hermosa y él parecido contigo es muy notorio. —comenté.
—¿Estás diciendo que yo también soy hermoso? —cuestionó con diversión.
—No. Tú eres una copia deforme de ella. —dije y Derek soltó una carcajada.
—¿Qué tengo que hacer para que dejes de estar molesta conmigo? —se acercó y comenzó a besar mi rostro.
—No tienes que hacer nada, pero si vuelves a darme un susto como ese, te quedaras sin novia. —dije con diversión.
—Está bien, prometo no volver a asustarte —me sonrió antes de besar mis labios de manera fugas — Ahora vamos a dormir, ya es tarde y aunque no tengamos que ir a la universidad tienes que dormir.
Asentí y ambos subimos a la cama para acostarnos.
Pegué mi cabeza al pecho de Derek y él me envolvió con sus brazos.
—¿Puedo saber cuál era su nombre? —dije refiriéndome a su mamá.
—Su nombre era Alessa Ainsworth.
ESTÁS LEYENDO
Queriendo más
Teen FictionPara Adalia Ayers, el conformarse era parte de su vida, prefería callar y aceptar todo lo que pasaba a su alrededor. Prefería que nadie se enterara de sus problemas y optaba por aparentar serenidad. En su primer año de universidad todo cambiaría, co...