Capítulo 8

493 32 42
                                    

Me pasé las manos por el cabello y comencé a caminar en círculos. No sabía qué hacer. Mis padres deben de estar muy preocupados por mí.

Mi teléfono volvió a sonar y aunque estaba muy nerviosa contesté.

—¡Adalia, ¿Dónde se supone que estas?! —mi padre se escuchaba verdaderamente molesto —Tu madre y yo estábamos muy preocupados.

—Lo siento, papá. Te juro que no fue mi intención preocuparlos, me quedé dormida en casa de Emma y no escuché el teléfono —. Mentí

—No mientas, Adalia. Llamé al padre de Emma y dijo que ella ya se encontraba dormida, pero que tú no estabas con ella.

Mil veces mierda. Primera vez que me veo en la necesidad de mentirle a mis padres y todo sale mal.

Me quedé en silencio sin decir nada. Estaba tratando de inventar algo más, pero papá hablo primero.

—¿Estas en un lugar seguro? — preguntó preocupado.

—Si, papá. —respondí rápidamente.

—Bien, puedes quedarte a donde quieras que estés. Es peligroso que conduzcas a esta hora, pero mañana te quiero temprano en casa, y será mejor que tenga unas una buena explicación.

—Está bien, llegaré mañana temprano. —No dijo nada más y cortó la llamada.

No tenía ni la más mínima idea de lo que le diría a mi padre. Si le decía la verdad, sé que me pediría hablar con Derek y no quería que lo asustara.

Me dirigí al sofá para despertar a Derek. Necesitaba decirle que tendría que pasar la noche en su casa. Le toqué varias veces el hombro y abrió poco a poco sus ojos.

—Derek, lamento despertarte, pero necesito pedirte un favor. —se restregó un poco los ojos y se enderezó para mirarme.

—Tú puedes pedirme lo que quieras. —Contestó con una sonrisa torcida.

—Hablo en serio, Heinrich. —le puse mala cara.

—Y yo también. —dijo con una sonrisa.

—Necesito que me dejes pasar la noche en tu casa.

—Mi cama es muy grande, no creo que haya problema con el que quieras quedarte a dormir. —me miró divertido.

—¿Sabes que ya es media noche? —Pregunté y el borró la sonrisa de su rostro.

—Carajo. No pensé que fuera tan tarde. —respondió y se puso de pie para estar a mi altura.

—Mis padres estaban muy preocupados. Acabo de hablar con ellos y mi padre y me pidió que me quedara aquí hasta mañana. Seguramente estaré en problemas. —él me tomó de la mano y sonrió.

—No te preocupes, si quieres puedo ir mañana para explicarle a tus padres que fue lo que pasó. —Ofreció con amabilidad.

—Créeme, no quieres hacer eso. —Lo miré seria y él se rio.

—No me asusta hablar con tus padres, Ada. —respondió con tono burlón— Además, solo deberías disculparte por el hecho de que se preocuparon mucho por ti. Eres mayor de edad y puedes pasar la noche afuera de tu casa, no has hecho nada malo para tener miedo de decirles la verdad.

Derek tenía razón. Les diría la verdad a mis padres y no había razón para tener miedo de su reacción.

—Está bien, pero no es necesario que hables con ellos. Yo les diré la verdad.

—Como prefieras, pero si cambias de opinión solo dime. —me jaló suavemente del brazo para dirigirnos a las escaleras— Ahora vamos a dormir, ya es muy tarde.

Queriendo másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora