Después de que Derek y yo nos besáramos por segunda vez, tomamos la decisión de regresar a la casa para secarnos y quitarnos la ropa mojada.
Ambos subimos directamente a su habitación y él me extendió una toalla.
—¿Podrías subirle a la calefacción? —pedí mientras me secaba el cabello— Me estoy congelando.
Asintió con la cabeza y se dirigió al control de la calefacción para aumentar la temperatura.
—Voy a ir a la otra habitación para cambiarme la ropa y ya regreso. —me besó suavemente en los labios y salió de la habitación.
No podía borrar esa estúpida sonrisa de mi rosto. Por más que quisiera era imposible ocultar lo feliz que me sentía.
Me acerqué al closet para buscar algo que ponerme. Después de rebuscar un poco, elegí una sudadera que me quedaba gigante y también tomé un bóxer para cambiarme la ropa interior. Me saqué rápidamente la ropa mojada y me coloqué lo que había seleccionado.
—¿Puedo pasar? —preguntó Derek al otro lado de la puerta.
—Si. Ya estoy vestida. —Contesté.
Derek abrió la puerta y se adentró a la habitación. Me miró de pies a cabeza y sonrió.
—No sé cómo sentirme sobre el hecho de que mi ropa te quede mejor a ti que a mí.
—Es que a mí todo me queda bien. —dije con diversión mientras me acercaba a él— Creo que ya es hora de irme, se está haciendo un poco tarde.
—¿Me darás un beso de despedida? —preguntó con una sonrisa coqueta.
Acorté la distancia que había entre nosotros y comencé a besarlo, él reaccionó de inmediato y continuo con el beso haciéndolo más apasionado.
No había notado que retrocedimos hasta que mi espalda tocó la pared. Derek continuaba besándome con mucho deseo y sin darme cuenta comencé a acariciar su pecho mientras él me tomaba por la cintura para acercarnos mucho más.
Comencé a sentir como su rodilla rosaba mi entrepierna y un gemido se escapó de mi boca cuando subió su mano para apretar suavemente mi cuello, pude sentir como todo su cuerpo se tensó al escucharme. Dejó de besar mi boca y bajó hasta mi cuello dejando un rastro de besos hasta llegar a mi clavícula. Derek alzó su mirada y pude notar como sus pupilas estaban dilatadas y respiraba de forma acelerada al igual que yo.
—No quiero que te vayas. — susurró encima de mis labios.
—No quiero irme. — dije mientras sentía como su mano acariciaba mi cintura.
—Quédate conmigo esta noche. No tenemos que hacer nada, solo quiero dormir a tu lado. — se separó un poco de mí para darme espacio.
—Está bien. Le escribiré a mi padre para que este enterado de que llegaré mañana temprano—le sonreí mientras lo rodeaba para buscar mi teléfono.
Escribí rápidamente el mensaje y se lo envié. Su respuesta duro unos segundos en llegar y básicamente me dijo que recordara que era muy joven para ser abuelo y que no llegara muy tarde a casa.
—¿Te gustaría comer algo? — inquirió Derek a mis espaldas.
—No, gracias. Todavía estoy muy llena por las hamburguesas. —confesé.
—Yo igual. Podemos acostarnos en la cama si quieres. —ofreció y yo asentí.
Me subí rápidamente para acostarme del lado que sabía que Derek prefería, él lo noto y soltó una risa mientras negaba con la cabeza.
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Queriendo más
Teen FictionPara Adalia Ayers, el conformarse era parte de su vida, prefería callar y aceptar todo lo que pasaba a su alrededor. Prefería que nadie se enterara de sus problemas y optaba por aparentar serenidad. En su primer año de universidad todo cambiaría, co...