Día 10: Historias reveladoras

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Juzgar, muy común en la sociedad. Juzgar, tiene preferencias y desigualdades. Juzgar, cambia a las personas, cambia su moralidad. Juzgar, es arriesgado e inevitable. Juzgar, un beneficio, un perjuicio. Juzgar, bueno o malo, pero necesario. Acompáñame y juzguemos al prójimo.


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Dentro de mí yace el dolor, una gran tormenta que no cesa, un rompecabezas sin piezas. Sueños rotos, falsas esperanzas e insoportables desilusiones ¿Cuándo me volví tan pesimista? Quizás, solo quizás... pueda cambiar esa forma de pensar.

Es un nuevo día, que trae consigo nuevos desafíos.

Recibí el desayuno. Me ofrecieron una inyección como postre ¡Mis cuidadores son tan amables! Todo es hermoso, estoy pasando unas buenas vacaciones.

Tengo dos sirvientes que están disponibles las 24 horas del día. Uno es rarito, ya que me trata de una manera muy afectuosa. La otra es directa al hablar, algunas veces da miedo ¡También es una rarita!

Presentaré una queja, el servicio al cliente es descortés ¿Por qué digo esto? Pues no me dejan recorrer el establecimiento con libertad.

Con todo el dolor en el alma... aunque me arrepienta en el futuro... tendré que hacerlo: le daré la calificación más baja al negocio.

¡Maldición! Me estoy volviendo loco. 

Es como el refrán que decía mi abuela: "Dos locos está bien, pero tres locos está mal. Esto se debe a que los pescados conquistarán el mundo".

Un momento, yo ni siquiera conocí a mi abuela.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

¡Estoy cuerdo! ¡Estoy cuerdo! 

—¡Nadir!

Entró el pelirrojo con total serenidad.

—Ya llegó el rarito —dije emocionado.

—¿Perdón? —Nadir se mostró confundido. 

—Tres perros más dos gatos es igual a un arcoíris en pleno invierno.

—Disminuir la cantidad de droga —decía él mientras apuntaba en una libreta.

Le pedí que me llevara al primer piso. Necesito cambiar de entorno lo más pronto posible.

Comencé a pasear con ayuda de la silla de ruedas. Y por supuesto, el "rarito" me vigilaba en todo momento.

—Un mono bebió mucho alcohol, un tigre lo encontró —estaba cantando mientras avanzaba—. El mono ofreció un girasol, pero el tigre lo devoró.

¡Es la mejor canción infantil! ¡Me encanta!

Pasaron algunas horas, y logré estar más relajado. Además, me di cuenta que Nadir no hablaba de lo sucedido ayer, evitaba el asunto. Eso es bueno, supongo.

—Tom, necesito que me hagas un favor —dijo con seriedad—. Estaré ocupado un momento, así que podrás explorar el lugar por tu cuenta. Solo quiero que te comportes, no hagas nada raro.

Asentí con la cabeza, luego desapareció. 

¡Maldición! ¡Es una trampa! Me quiere ver la cara de payaso.

Es un tipo de prueba, y si intento escapar me van a castigar. No caeré en esa tontería ¡Soy muy inteligente! 

—JAJAJAJAJAJA —comencé a reír.

Aunque pensándolo bien, algo extraño sucede. Nadir se notaba nervioso, lo percibí en su voz. Quizás es mejor aprovechar la situación.

¿Lo hago? ¿O no lo hago?

La Mansión de los Deseos LuctuososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora