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Llevaba días sin salir de esa mansión gigante

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Llevaba días sin salir de esa mansión gigante. Estaba muy aburrida.

Cuando salí del sótano comencé a cerrar todas las cerraduras para que la puerta no se pudiera abrir. No dije nada del chico que había visto ni de que había hablado con él, pero sí me intrigó en porqué él estaba ahí. No sabía mucho de Ayton, Alfie y Aída ni de porqué me quería su superior, tampoco sabía dónde estábamos exactamente. Solo había salido de mi cuidad natal una vez en la vida y solamente fue porque mi abuelo se encontraba enfermo y él vivía lejos de donde vivíamos yo y mi padre así que me resultaba difícil saber en qué lugar de todo el continente estaba.

También por eso me pregunté varias veces porqué me elegiría a mí un hombre tan importante como el que dirigía a Ayton, Alfie y Aída. En la cuidad de Pourtous, la mayoría de los y las adolescentes provenían de familias que tenían bastante dinero, no tenían tantas limitaciones; sus padres y madres tenían un puesto importante en alguna empresa importante y les pagaban suficiente dinero como para comprarles a sus hijos o hijas ropa y bolsos de marca, autos deportivos que costaban mil veces más que mi riñón, y otras cosas extremadamente caras. Yo y mi comunidad éramos parte de la pequeña excepción, muchas personas que formaban mi comunidad eran familias que habían intentado tener un trabajo en donde pagaran una cantidad grande para pertenecer a la clase alta, pero fallaron. Decían que era difícil poder triunfar en esa cuidad si no tenías una recomendación importante de una empresa. Mi padre también había querido tener éxito en su trabajo pero no pudo.

Solo había chicas mimadas y presumidas y las de mi colegio se creían millonarias aunque no lo eran. A veces a esas niñas millonarias les quería dedicar la canción "Jealousy Jealousy" de Olivia Rodrigo.

Entonces, si no era tan bonita, no era millonaria, mi vida era una mierda, ¿por qué me eligió a mí?

Me encontraba paseando por el ático buscando algo por explorar y mantenerme entretenida mientras, en algún lado de esa inmensa mansión, decidían cuándo nos íbamos a ir de este lugar.

Estaba oscuro ahí así que decidí encender las luces. Había cajas de cartón, libros, y mucho, pero mucho polvo. Casi me caigo al tropezar con un baúl de madera que no había visto, me dió curiosidad saber qué se encontraba dentro y me arrodillé para poder abrirlo. Tomé un candado que estaba cerrado protegiendo lo que sea que había ahí y lo solté con frustración mientras me levantaba. Busqué con mi mirada otra cosa que se viera interesante para distraerme pero no encontré nada. Giré sobre mi propio eje para salir de el ático cuando encontré otro baúl parecido al anterior solo que este no tenía un candado.

Me acerqué a él me arrodillé de nuevo para abrirlo. Adentro había un montón de sobres, algunos abiertos donde se podían ver cartas y otros cerrados como si nadie nunca los hubiera tocado. Tomé uno de los sobres abiertos y saqué una carta.

Mayo, 1157.

Hola, Soc. ¿Cómo te encuentras?

Probablemente estés pensando lo peor de mí. Que soy una pésima persona, y no lo negaré, lo soy, pero fue mi única solución, tuve que huir. No soy quién para pedirte favores y estar segura de que los cumplirás pero, por favor cuida de Maya, ella es mi única hija y al tener solamente diez años no está completamente consiente de en qué se mete. Tengo en cuenta de que ella no es una persona tranquila y constantemente se mete en problemas pero te pido que le des todo lo necesario para que ella pueda vivir una vida buena y que ella la recuerde como una experiencia divertida y alegre y no como aburrida y horrible porque su madre la abandonó.

Siempre Existió © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora