Corrí dentro del edificio. Había un letrero que indicaba que el baño estaba a la izquierda y corrí a esa dirección. Me metí y lloré. Lloré por la chica que había muerto ante mis ojos. ¿Por qué lo hacían? De seguro ella tenía sueños que cumplir, quería estudiar alguna carrera, ser exitosa en su trabajo, y se había ido.
En frente de mí, su cuerpo había perdido la vida. Recordé su rostro en el momento en el que la hoja filosa atravesó su corazón. Dolor. Eso fue lo que vi. Me culpaba y ni siquiera había sido yo quien la mató. Quería sentirme culpable como una persona normal.
Recordé que tenía dinero en el bolso del pants que traía puesto. Cuando me puse la ropa cambié el dinero y lo puse en ese bolsillo. Metí la mano y saqué el dinero que traía. Era suficiente como para comprar unas frituras y dos aguas embotelladas. Podría sobrevivir al menos dos días. Podría escapar y buscar ayuda.
Me sequé las lagrimas y guardé el dinero de nuevo. Salí de ahí con mucho cuidado. Fui al jardín y alcancé a ver a Ayton, Alfie, Aída y la recepcionista echando el cuerpo de la chica muerta a no sé dónde. Sabía que era una oportunidad de escapar. No conocía muy bien ese lugar pero ubiqué la entrada y salida de peatones que daba al estacionamiento. Caminé sigilosamente y me acerqué a la salida de todo este terreno. Estaba a punto de salir tranquilamente cuando una voz captó mi atención.
—¡Hey! —me volteé y era un hombre que supuse que trabajaba ahí— ¿No tiene auto o qué?
Me puse nerviosa.
—Eh... sí, bueno no —dije—. Mira, yo vengo con una amiga y ella es la que trae el auto y nos acabamos de pelear, no me quiso dar las llaves del auto y no me quiero ir con ella —mentí aunque no estaba segura de que se lo creyera.
—Uh-huh —dijo asistiendo con su cabeza—. ¿Cómo se llama tu amiga?
—Am... Aída —le dije.
Él esperó que dijera algo más y yo no entendía qué era lo que quería que dijera.
—¿Aída qué? —dijo finalmente.
—Aída es mi amiga —respondí, aguantándome la risa. No era momento de jugar así pero no lo pude evitar.
—¿Aída qué? —repitió con detenimiento y ya un poco enojado.
¡Rayos!, pensé.
No me sabía su apellido. Pensé un poco.
—Estem... mira, vengo con ella y un amigo, mi amigo es Alfie Bowen —dije esperando que me creyera.
Alfie era el único del cual me sabía su apellido. Se quedó unos segundos mirándome con sorpresa y bajó la mirada a mi ropa.
Rió abiertamente.
—Ajá, ¿te saliste del sótano? —el hombre formó una sonrisa maniática.
—¡¿Qué?!
—¡¡¡Seguridad!!! —gritó y varios hombres como de dos metros salieron de por algún lugar y corrieron hacia mí.
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Siempre Existió © #1
Genç KurguArlet Whitee es una chica más en el mundo. Vive una vida normal hasta que un evento desafortunado para ella le cambia la vida por completo, dándose cuenta de que la persona que más quería la ha traicionado.