Capítulo 16

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CAPÍTULO 16.

if u love me- Nessa Barrett

PASADO.

Narra Angélica Davis.

8 años.

Me lo estaba pasando genial con mi hermano en un campo de tierra mientras imitábamos jugadas de distintos jugadores de Futbol Americano.

Cuando Jake lanzó el balón, fue tan lejos que mi mandíbula casi cayó al suelo.

—¡Eso ha sido una pasada!—grite emocionada acercándome a él.

—Es cuestión de práctica.

Echó a correr para ir a buscar el balón y yo me quedé sentada sobre la tierra. Seguro que mamá me iba a reñir por mancharme, pero no me importaba.

Hacía días que me estaba sintiendo apartada de todos, y Jake decidió llevarme a un paseo.

Esperé paciente a que viniera mientras lo observaba de lejos. Dejé salir aire cuando vi que no se movía, ¿qué hacía?

Pero, de repente, miró hacia mí y echó a correr de una forma impresionante hacia mi dirección.

En sus ojos vi el verdadero terror y un peso se instaló en mi pecho, las ganas de llorar me arrasaron.

Se detuvo un momento para cogerme en brazos y volver a echarse a correr. Me di cuenta de que mi balón se había quedado allí.

—¡Jake! ¡Mi balón!—grité horrorizada, no podía perderlo—¡Jake, mi balón!—no evité llorar.

—Lo iré a buscar, Angie—casi no podía hablar.

Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras el miedo no dejaba de incrementar al ver las personas que nos seguían.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...

_____________

Al día siguiente seguía triste por lo ocurrido y mi hermano había ido a casa de los vecinos a arreglar unos asuntos con Alyssa. Los había escuchado discutir en la entrada pero decidí no curiosear más.

A los veinte minutos, escuché el timbre de la puerta y, con paso cansado, me acerqué hasta abrir.

Se trataba de Troy.

—¿Qué quieres?—mi voz estaba rasposa por haber llorado hacia unos minutos. No tenía con quién jugar.

Él ladeó la cabeza para observarme y, sin decir nada más, entró y cerró la puerta tras de él.

Lo seguí con la mirada, confundida, hasta que empecé a ir detrás de él hasta llegar al salón.

Estaba segura de que mis mejillas estaban completamente rojas por haber estado llorando, pero él pareció no percatarse.

—¿A qué quieres jugar?—se giró hacia mí de forma divertida, pero yo no reí—. No estés triste—frunció el ceño observándome, como si verme así cambiara su estado de ánimo.

—No puedo evitarlo.

—¿Por qué? ¿Alguien te ha hecho daño?

Si decía lo que en realidad me pasaba quedaría como una estúpida, llorando por un balón... Pero, al fin y al cabo, le terminé explicando lo que pasó.

Troy me comprendió y terminó convenciéndome para jugar un rato a los trenes de juguete.

Cuando me despedí de él en el atardecer, me quedé mirando cómo andaba hacia su casa... Troy me gustaba. Era encantador
conmigo y nunca se enfadaba por tonterías como Charles o Delilah, él me entendía en todo y nos llevábamos muy bien.

Después de aquel día © [#2] (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora