Después de aquel día © [#2] (Pausada)

Capítulo 19

CAPÍTULO 19

chance with you- mehro

Narra Troy Evans.

Me meto las llaves en el bolsillo de la chaqueta cuando llego al apartamento.

—¿Angie?—escucho la voz de Chiara y sacudo la cabeza.

—Soy Troy.

—¡Oh! ¿Te apetece una galleta?—llego hasta ella y le doy un pequeño abrazo antes de meter la mano dentro de la fiambrera y llevarme una a los labios.

La saboreo mientras me muevo por la cocina, y cojo un vaso para beber agua.

—¿Qué tal el día?—pregunta detrás de mí. Cuando me he bebido el vaso entero, contesto.

—Bridget ha conocido a Angélica—digo serio y Chiara se ríe.

—¿Hay algo de malo en eso?

—Mmm, no—contesto—. Pero no sé, ahora que Bridget la ha visto... No lo sé, Chiara. Pero Bridget me conoce muy bien y supongo que ahora entenderá muchos de mis cuadros de mis primeros años.

—¿Te refieres a cuando te dedicabas a dibujarla las veinticuatro horas del día a escondidas hasta que encontré esa libreta?

Me quedo en silencio cuando escucho la mención de esa libreta que tenía de dibujos aleatorios pero que terminó llena de distintas partes de Angélica. Me encantaba dibujar sus ojos, o a ella de espaldas, o su cintura, o sus labios, o su perfil... Todo.

Hasta que me di cuenta de que no podía seguir así, no me podía victimizar y torturar tanto con haberla perdido, si era yo el que lo había jodido todo.

Suelto un suspiro y asiento resignado, aceptando la verdad.

—¿Dónde está, por cierto?—digo encaminándome hacia el sofá. Dejo caer mi cuerpo y gruño cuando me clavo el mando de la televisión en la espalda.

—Mmm, creo que había ido a ver a su hermano. Sí, es que estaba histérica, hablaba deprisa.

—¿Por qué?—frunzo un poco el ceño mirándola—¿Ha pasado algo que yo no sepa?

Se forma un silencio denso en el salón y deduzco que sí. Que hay algo que desconozco.

Me levanto y me acerco a Chiara.

—¿Qué ha pasado?—ella baja la cabeza y se queda callada unos segundos, yo no aparto la mirada de ella.

—¿Te he dicho lo que habrá hoy para cenar?—se da media vuelta ignorando mi pregunta por completo y eso me hace apretar la mandíbula— Había pensado en preparar unos fideos con verduras y...

—Chiara.

Mi voz es dura, pero por dentro estoy temblando como si me encontrara a veinte grados bajo cero.

—¿Es que no es evidente, Troy? Deberías saberlo.

Caigo en lo que le expliqué hace tres días y me maldigo internamente.

—Mierda, no debería de habérselo contado, ¿verdad?

—No lo sé. Pero ella se siente culpable. Mucho. La he contradicho, pero ella sigue dándole vueltas en que si no hubiera pasado nada entre vosotros, tú no habrías pasado por eso. Y está enfadada con su familia porque se lo ocultaron. Ha ido a ver a su hermano y seguramente para enfrentarlo y decirle cuatro cosas.

Joder.

Sacudo la cabeza y saco el teléfono de mi bolsillo para marcar el número de Angélica.