Después de aquel día © [#2] (Pausada)

Capítulo 35

CAPÍTULO 35

After Hours- The weeknd

Narra Troy Evans.

Me pongo el abrigo deprisa y levanto la mano despidiéndome de todos sin dar ningún beso ni nada, ya los veré en año nuevo. Menos a mi hermano.

Veo a Angie levantarse e intuyo que también viene conmigo porque sino la tendrá que traer Jake y sus madres y no querrá molestar. Además de que seguramente también debe estar harta de la parejita. Ambos vamos hasta la puerta con mi madre detrás, acompañándonos.

—¿Estaréis bien? —comenta, algo preocupada.

—Sí, tranquila. —le acaricio el brazo con una pequeña sonrisa—. Y siento todo esto, quizás no era la mejor forma para...

—No, no. Troy, has dicho lo que tenías que decir y tienes toda la razón del mundo. Por cierto, —ladea la cabeza cambiando un poco a una expresión algo triste­—como soy tu madre y te quiero mucho, necesito preguntártelo: Quiero saber si te interesaría presentar una denuncia o algo parecido para que Mackenzie permanezca lejos de ti. Y de toda la familia. No sabía que lo que pasó era considerado un abuso, ya sabes, con mi edad no me entero mucho de las cosas, pero, si tú quieres, podemos ir a comisaría...

—Dudo que nos hagan algo de caso allí—la corto—. No tenemos pruebas ni nada parecido. Además, fue hace tiempo.

—Yo creo que sé dónde podríamos encontrar algunas pruebas—me sorprende escuchar la voz de Angie a mis espaldas.

—¿Cómo...?

—Tú déjame a mí—asiento y alza las cejas insinuándome que debo confiar en ella. Encojo mis hombros y miro a mi madre.

—Ya te diré algo, ¿vale? Ahora... intentad disfrutar de la cena.

Me regala una sonrisa y le doy un pequeño abrazo. Nos abre la puerta y nos despedimos. Vamos a paso rápido hacia el coche porque está nevando un poco. Cosa que me sorprende porque estos días solo ha llovido.

—¿Puedes conducir? —pregunta antes de subirse al coche.

—Sí, tranquila. Solo han sido unas quince copas—Angie entreabre los labios para replicar, pero cuando ve mi sonrisa burlona solo hace un corte de manga dirigido hacia mí y se mete dentro.

Me abrocho el cinturón y arranco el coche. Mientras estoy haciendo maniobras para salir, Angie me habla.

—¿Quieres que vayamos directos a casa?

Casa. Mi casa es con ella.

Me giro hacia ella cuando salgo del parking de la casa y sigo el camino para salir de la comunidad.

—¿Dónde pretendes ir en Navidad? Todo estará lleno.

—¿Y la cafetería donde trabaja Grace?

Frunzo el ceño y me paro esperando a que se abra la puerta para poder salir.

—Creo que está cerrado, y más en estas fiestas.

Angie resopla con resignación y se cruza de brazos.

—¿Qué? —pregunto mirándola por el rabillo del ojo. Se acaba de hacer un moño algo desordenado que no pega nada con la ropa ajustada y elegante que lleva. Pero está preciosa.

—Es que antes de dar la noche por acabada, me hubiese gustado salir a algún sitio.

—¿Quieres ir de fiesta?

—Bueno...—se encoge de hombros—hace bastante tiempo que no voy de fiesta. Desde la última semana antes de empezar la Universidad, fui con Mica y Lucas.