Capítulo 16

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El frío de la habitación proporcionaba una sensación suave y agradable en sus piernas desnudas. Daniel la dejó de pie a los pies de la cama.

—No te vayas a ninguna parte —Le tocó los brazos y le habló al oído. Sintió su cálido y ansioso aliento en su piel—. Prométeme que no te irás de aquí. O vendré a buscarte al fin del mundo. —Y sus labios tocaron los de ella en la oscuridad de la habitación.

—Te lo prometo. —Ella susurró contra sus labios. No tuvo fuerzas para decir que no.

Sintió su sonrisa en los labios.

—Ahora mismo vuelvo.

Daniel se apartó, pero no salió de la habitación. Le oyó abrir unos cajones. No sabía lo que estaba haciendo. Claire se sentó en la cama, esperando a que él volviera. Para hacer el amor con él, como le había dicho. Dio un suspiro ahogado. ¿Estaría preparada? ¿Realmente iba a suceder esto? Ella no sabía qué pensar, el deseo le decía que sí. La prudencia le decía que no. Pero no tenía energía para salir de allí. Ella tampoco sabía si quería hacerlo.

La habitación empezó a iluminarse efímeramente, medio iluminada por las velas que Daniel encendía por toda la habitación. ¿Cómo lo había hecho? Parecía que lo había calculado de antemano. ¿De dónde había sacado todo eso? De un cajón en alguna parte. Recordaba que su habitación estaba inmaculadamente limpia y ordenada, pero recordaba haber visto algunas velas alrededor de la habitación como adornos. También estos parecían no haber sido utilizados nunca. Al menos no debía necesitar esos artilugios para las mujeres con las que solía estar. Seguramente tenían la suficiente experiencia como para no requerir tanta atención por su parte.

La habitación era ahora de un color cálido y se veían sombras y luces. La habitación estaba lo suficientemente iluminada como para ver las siluetas de los dos, pero no lo suficiente como para ver los detalles.

Daniel se volvió para mirarla de nuevo. La agarró por los brazos y la sacó de la cama. La sostuvo en sus brazos. Durante mucho tiempo. Claire sintió que sus manos le bajaban la cremallera del vestido por la espalda. E trozo de tela se deslizó por su cuerpo y cayó a sus pies. Ahora sólo llevaba el sujetador y las bragas. Se había puesto un conjunto de encaje muy bonito del mismo color que el vestido, verde agua. Daniel le acarició los brazos con sus manos en repetidos gestos de subida y bajada. Se puso delante de ella. Claire se sentía expuesta sólo con su ropa interior y sus tacones. Eran tan altos que casi podía estar a su altura. Daniel era un hombre muy alto. Llevaba una camisa negra y una corbata gris que ya estaba desatada y tirada en el cuello. Los botones de su camisa estaban medio abiertos y dejaban al descubierto su perfecto pecho dorado. Se situó a unos centímetros de ella y la miró de arriba abajo lentamente.

—Eres perfecta. Tan inocentemente hermosa. —Sus ojos contenían lujuria y deseo. Eran oscuros con luz. A Claire se le pusieron los pelos de punta ante ese comentario—. ¿Tienes frío, amor? —Y la abrazó de nuevo.

Mientras la abrazaba, empezó a desabrochar con una mano la camisa que llevaba puesta y la soltó sólo para quitársela por completo. Claire estaba hipnotizada. Este hombre era exactamente como ella lo recordaba, una estatua de un dios griego. No se puede ser tan masculino. Cada curva de su cuerpo gritaba sexo y deseo. Su pecho era el doble de su tamaño. Sus anchos hombros eran interminables. Sus músculos estaban bien definidos y firmes. No había ni un gramo de grasa en su cuerpo. Era perfecto.


Se quitó rápidamente los pantalones del traje y se quedó en calzoncillos. Calzoncillos blancos mega ajustados con una larga cinta en la cintura con letras de un famoso diseñador. Todo estaba tallado a dedo para su cuerpo.

El nuevo doctor | ROMANCE HOT | TERMINADA Y COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora